Viernes, 26 de abril de 2024

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Cántico a la vida: con el síndrome de Down

Cántico a la vida: con el síndrome de Down

por Un alma para el mundo

 

Cántico a la Vida

  Se está hablando estos días, lamentablemente, del tema del aborto por las razones que ya sabemos. Es triste hablar de muerte. Y más triste cuando esta muerte es de un ser inocente que una madre, amparada por la ley, ha decidido eliminar. Por eso es muy reconfortante  que haya mujeres que dicen un SI a la vida, aun que esta venga un poco deteriorada por los misteriosos  caprichos de la naturaleza. Una vida tiene un valor en sí misma, independientemente de las circunstancias que la rodean.

                Ofrezco este artículo que un día publicó Ernesto Juliá contando la historia del dilema que se plantearon unos padres que esperaban a un hijo con síndrome de Down.  

            La noticia es un poco triste y penosa. La reacción a la noticia es alegre y grandiosa.

            Todo comenzó con  una decisión de un matrimonio americano de abortar un hijo a quien habían diagnosticado el síndrome Down. Un sacerdote católico apenas se enteró de la decisión del matrimonio, habló con ellos, y les convenció de que no abortaran a la criatura, y lo dieran en adopción. Y así quedo el acuerdo: si el sacerdote  encontraba alguna familia dispuesta a adoptar a la criatura, el embarazo llegaría a su final, y la criatura nacería viva.

El mensaje enviado en Facebook, urgía una rápida contestación;  decía, entre otras cosas, que si en el plazo de un día no recibía ninguna respuesta, el niño moriría.

             En menos de media hora, más de 100 familias se ofrecieron a adoptar a la criatura enferma, sin poner ninguna condición. Las solicitudes de adopción llegaron de Estados Unidos; y también de otros países como Holanda, Canadá y Puerto Rico. De varios rincones del mundo se alzaron voces –un cántico a la vida- en defensa de la vida del niño “condenado a morir por sus padres”.

 La respuesta no ha podido ser más inmediata y gozosa, y el sacerdote deja claramente constancia: “Ver que hay tantas familias que valoran a un niño que tiene síndrome Down como a cualquier otro niño, y que lo quieren criar como propio, es una llamada de atención para nuestra sociedad”.

                Al otro lado del Atlántico, la batalla para defender la vida del todavía no salido del vientre materno, porque nacer ya ha nacido, también si alguno ha sido diagnosticado síndrome Down,  sigue en plena ebullición. Con gobiernos incapaces de mirar un poco más allá de sus intereses electorales inmediatos –que a la larga, y a la corta, se volverá contra ellos-, y acomplejados ideológicamente por el ambiente que ellos mismos se inventan, continúan respetando “leyes” que permiten el asesinato.

¿Tiene algún sentido usar la palabra “ley” para definir textos semejantes?

Las “leyes” que dejan libre el asesinato de personas indefensas, siguen en vigor; y mientras permanezcan, la gangrena de la corrupción continuará viva en todo el cuerpo social. Paños calientes no resuelven nada. Y al final, los gobiernos serán ellos mismo los “abortados”.

Hace unos días Gador Joya intervino en un debate sobre  la necesidad de anular la actual ley del aborto, y la diferencia con la otra parte era clara. Gador entonó un canto a la vida; un canto a la maternidad; un canto a la familia.

La otra parte apenas llegó a interpretar un penoso lamento al “derecho” de la mujer a usar su cuerpo como quisiera -¿defendería el “derecho” a cortarse una pierna, y venderla por una buena cantidad de dinero a un antropófago millonario que tuviera esos gustos?-, sin la mínima referencia a la gran misión del cuerpo femenino: la maternidad.  ¿Hubiera tenido alguna palabra de defensa de su madre, si hubiera ejercido ese “derecho” en su momento? Obviamente, no, porque no viviría..

La batalla de la vida se hace dura en algunos países; pero sigue y seguirá. El “resto” vivo de la humanidad; el “resto” que ama la vida, que está embarazada de la vida, no desparece nunca, y acabará por fermentar toda la masa. Todo lo demás quedará estéril.

En un mensaje a los católicos de Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda, con motivo de la Jornada anual por la vida, el Papa Francisco les dijo: “Todos nosotros debemos cuidar la vida y protegerla, con ternura, con calor,…Dar la vida es abrir nuestro corazón y cuidar la vida es entregar con ternura y calor a los demás, preocuparse por los demás. Cuidar la vida desde el principio hasta el final (…) para que todos puedan llegar a reconocer el valor inestimable de cada vida humana. Incluso  los más débiles y vulnerables, los enfermos, los ancianos, los no nacidos y los pobres, son obras maestras de la de la creación de Dios, hechos a su imagen, destinados a vivir para siempre, y merecedores de la máxima reverencia y respeto”.

Cántico a la vida: la sonrisa de un Down, el llanto que clama por el pecho materno; el silencio del sueño de una niña acogida al calor de los brazos de la madre.

Cántico a la vida, cántico agradecido y amoroso a nuestras madres, a la Madre.

 

                                           Ernesto Juliá Díaz

                                                              

 Este niño, como tantos otros, estarían sentenciados de muerte con la ley pro aborto en la mano. Pero muchas veces la humanidad se impone, y se mira con gratitud la nueva vida que llega sin importar como. Solo Dios es el dueño de la vida. Y el que no crea en Dios que interpele a su propia conciencia.

 

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