Jueves, 28 de marzo de 2024

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Peregrinación a los mártires (8)

por Victor in vínculis

Aunque en las últimas publicaciones no aparece en el episcopologio martirial (19361939) el Siervo de Dios Juan de Dios Ponce y Pozo, que ciertamente no era Obispo, siempre se le hizo constar por ser Administrador Apostólico en la diócesis de Orihuela. Fue el único que ostentando dicho cargo murió asesinado durante los días de la persecución religiosa.

Juan de Dios nació el 18 de noviembre de 1878, de padres modestos y piadosos, en la ciudad de Guadix (Granada). Estudió la carrera eclesiástica y fue alumno del Colegio Español de Roma y de la Universidad Gregoriana. Contaba en su historial académico con los doctorados en Sagrada Teología, Filosofía y Derecho Canónico. Para suplir al obispo de Orihuela, monseñor Irastoza que se encontraba enfermo y agotado, la Santa Sede pensó en el canónigo y provisor del obispado de Guadix, el doctor Ponce. El 29 de octubre de 1935 fue nombrado administrador apostólico de Orihuela (Alicante).



Hasta octubre de 1936 pudo mantenerse a salvo bajo la protección de varias familias, que lo tuvieron oculto en Orihuela, mientras la calle respiraba hostilidad contra la Iglesia. El palacio episcopal fue desvalijado por las hordas rojas. La presencia del doctor Ponce en los domicilios acogedores se hacía por momentos más comprometedora para sí y para los que le rodeaban. Optó, pues, por la evasión, disfrazándose convenientemente con el propósito de marchar a Barcelona. Pero un guardia de Asalto que prestaba servicio en la estación de Novelda reconoció al administrador apostólico. Lo detuvo y lo condujo esposado a la prisión local. Pocos días más tarde lo trasladaron a la preventiva de Orihuela, donde estaban otros sacerdotes oriolanos. A las doce de la noche del 30 de noviembre de 1936, unos agentes sacaron de la cárcel al doctor Ponce y a otros nueve sacerdotes con el pretexto de una declaración que habían de hacer los presos en Alicante.

Hicieron subir en un camión a los diez hasta el cementerio de Elche, junto a cuyas tapias fueron fusilados.

El día 9 de julio de 1939, los restos mortales de estos sacerdotes, juntamente con cuatro más extraídos de diversos cementerios, fueron trasladados a Orihuela, por cuyas calles fueron conducidos en imponente manifestación de duelo, presidida por el Obispo de la Diócesis y demás autoridades. En la Catedral, se celebró un solemne funeral.

En el mes de noviembre de 1939, una comisión de personalidades venidas de Guadix, solicitó en debida forma los venerados restos del Administrador, que una vez les fueron entregados, lo inhumaron en su Catedral, en la capilla de la Sagrada Familia.
 

En la entrada a la capilla de san Torcuato, en la catedral de Guadix, hay una lauda en memoria del Beato Manuel Medina Olmos -bajo estas líneas a la izquierda-, Obispo mártir de la diócesis asesinado junto al Obispo de Almería, en cuya Catedral, como ya recordamos, reposan los restos de ambos.

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