Martes, 16 de abril de 2024

Religión en Libertad

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Casos lagrimógemnos

por El Blog de Juan del Carmelo

        Acabo de ver en RenL…,  un magnifico video del P. Santiago Martin, acerca de esa pretensión que tienen algunos seglares y lo que es peor algunos clérigos de alta categoría, de que la Iglesia oficialmente, le facilite la comunión a personas que viven en pecado mortal, alegando la existencia de casos extremos que con gran acierto el P. Santiago, denomina casos lagrimógenos, pues están concebida su publicación, para excitar favorablemente las emociones humana, con el objeto de conseguir lo que se desea. No es este, el primero de los videos del P. Santiago que veo, el anterior también se refería a los casos lagrimógenos que abrieron el paso a que se aceptase el aborto en casos especiales, y de ahí se ha saltado primeramente a una aceptación generalizada del aborto y en la tercera fase, ya se habla de que el aborto, no es un asesinato sino un derecho de la mujer. Hábilmente se han utilizado, para crear un clima de aceptación de los abortos la difusión de casos, cuando en ellos concurran situaciones lagrimógenas; La pobre chica infeliz, que ha sido salvajemente violada y que va a tener un niño no querido, que le va a complicar su vida. Para muchos la solución del problema es sencilla, matemos al niño y todo resuelto. Esto me recuerda el antiguo dicho que dice: Muerto el perro se acabó la rabia.

            Hay un algo fundamental en todo esto, que se les escapa, a muchos seglares y también a algunos clérigos por  lo que luego voy decir de alguno de ellos y es que no tienen  una clara visión, de la absoluta intervención demoniaca en la vida humana, naturalmente solo hasta los límites que el Señor lo permite. Por lo que detrás de todo estos temas de dar la comunión a personas que viven en claro concubinato o adulterio, o el tema de los abortos, en los que desgraciadamente hay muchas personas, que los justifican cuando media un caso lacrimógeno.

            Centrándonos en el caso de las comuniones realizadas, estando en pecado mortal el que comulga. Personalmente para mí, es más execrable, este pecado, que el del aborto. Lo que nos ocurre es que un aborto lo pueden contemplar los ojos materiales de nuestro cuerpo, y tomamos mayor conciencia del delito, que en los casos en que se realice una comunión sacrílega, porque aquí solo los ojos espirituales de nuestra alma si han alcanzado capacidad de visión, pueden ver lo terrible que es esta ofensa que se hace a Dios.

            Desgraciadamente son muchos los casos, que previamente, por ejemplo, a la primera comunión de los niños o las niñas de un colegio, aparece en la sacristía, más la madre que el padre de uno de los niños o niñas y le dice de forma generalmente muy encubierta, al sacerdote que va a oficiar, que ella o él viven en pecado mortal, sea por concubinato o por adulterio, pero que les hace mucha ilusión comulgar con el niño o niña, y que si no lo hacen, se va a producir un escándalo, que le va afectar al niño o a la niña. Por  supuesto que en la conversación se le recuerda al sacerdote oficiante la misericordia divina. La síntesis de la proposición es muy sencilla, al que o la que pretende comulgar sacrílegamente, le importa un comino la ofensa a Dios, solo le importa el qué dirán de él o de ella, que se quiebre la ilusión del niño o niña.

Desgraciadamente son muchos los casos en que el sacerdote cede y acede, cosa que ni el mismo Papa puede autorizar. Mucha es la autoridad de un Papa, pero carece de capacidad, para autorizar la comisión de un pecado mortal. Si tiene autoridad para perdonarlo una vez cometido, pero no para que se ejecute impunemente su comisión.  Y hay clérigos, que sea porque carecen de una sólida formación, sea porque  sean débiles y no tengan una clara idea de lo que es la misericordia divina, ceden indebidamente y quizás ellos no tomen conciencia, de la terrible ofensa que le han inferido al Señor; por un lado directamente, cometiendo él mismo, un pecado mortal e indirectamente creando en los fieles un clima de la existencia de precedentes. Son muchas las personas que creen que es válida la autorización de un sacerdote. Cuando en conversaciones amigables sale este tema, se cuenta y no se acaban de casos conocidos por ellos en que, los que no estaban en gracia no cometieron pecado porque tenían la autorización; como si el párroco tuviese bula para saltarse los Diez mandamientos.

         En lo que llevo visto y leído sobre este tema, Hay dos parámetros  a los que se  agarran los partidarios de estas tesis, y ellos son: los casos lagrimógenos y al misericordia divina. Sobre los casos lacrimógnos, en el derecho positivo de casi todas las naciones, existen en la parte general de sus Códigos, donde se regulan las normas para la aplicación de las leyes, una disposición específica, en la que más o menos se viene a decir: que donde el legislador no ha establecido ninguna excepción en la aplicación de las normas, los jueces no pueden crearla y han de aplicarla sin excepción alguna la ley vigente. Pues bien si esto sucede en las imperfectas normas de los hombres, ¿cómo es posible que haya clérigos?, alguno de alta significación en el gobierno de la Iglesia, que den a la luz pública, unas reflexiones tendentes a que se cometa sacrilegios para que puedan comulgar  personas que no están viviendo en gracia de Dios.  ¿Es posible que se quiera justificar  el asesinato de un ser humano indefenso en el vientre de su madre, alegándose razones lagrimógenas? Y acaso es lícito que ¿por razones lagrimógenas, se pueda cometer un pecado de sacrilegio permitiendo comulgar a personas que viven fuera de la gracia divina?

            Por otro lado hay un desconocimiento de lo que es y cómo funciona la misericordia  divina. Cuando se quiere justificar lo injustificable enseguida se echa mano de la misericordia de Dios. Desde luego que existe la misericordia de Dios y Él es absolutamente misericordioso, pero para que se genere en Dios su misericordia es necesario considerar una serie de razones. Dios está nos ama de una forma inimaginable para nosotros y está siempre deseando otorgar su perdón al pecador arrepentido. El arrepentimiento s siempre es si no hay arrepentimiento no hay perdón y es te es siempre previo a la misericordia divina, porque en sí, el arrepentimiento implica un acto de amor, y cuando alguien se arrepiente de sus pecados, es la misericordia de Dios la que lo perdona. Pero si no hay arrepentimiento, difícilmente hay perdón y entonces la misericordia divina no se genera.

            El demonio, lentamente está introduciendo, en muchas mentes, la idea del perdón sin arrepentimiento y en algunos se llega a crear la idea de que Dios por razón de su misericordia, está obligado a perdonarnos nos arrepintamos o no nos arrepintamos. Si una persona que vive en concubinato o adulterio quiere comulgar, lo primero que ha de hacer, es cortar la situación humana que le impide pedir perdón a Dios.

            Todos comprendemos que es muy difícil para una persona romper los lazos que le unen al pecado, lazos que de espaldas a Dios ella misma ha creado y que si ahora los rompe, esto puede tener consecuencias materiales importantes, pero hay que recordar aquí las palabas del Señor. Pero si no quiere romperlos es preciso que recuerdo lo que el Señor dijo: “8 Si, pues, tu mano o tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo y arrójalo de ti; más te vale entrar en la Vida manco o cojo que, con las dos manos o los dos pies, ser arrojado en el fuego eterno.   9 Y si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti; más te vale entrar en la Vida con un solo ojo que, con los dos ojos, ser arrojado a la gehenna del fuego”. (Mt 18,8-9). 

        Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.

        Otras glosas o libros del autor relacionados con este tema.

        La fecha que figura a continuación de cada glosa, es la de su publicación en la revista ReL, en la cual se puede leer la glosa de que se trate.

         Si se desea acceder a más glosas relacionadas con este tema u otros temas espirituales, existe un archivo Excel con una clasificada alfabética de temas, tratados en cada una de las glosas publicadas. Solicitar el archivo a: juandelcarmelo@gmail.com

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