Sábado, 20 de abril de 2024

Religión en Libertad

Uno de los nuevos mártires en España era un colombiano de 22 años: su diócesis quiere repatriarlo

ReL

Un retrato de Jesús Anibal basado en sus fotografías; murió con 22 años
Un retrato de Jesús Anibal basado en sus fotografías; murió con 22 años
Jesús Aníbal Gómez era colombiano, tenía 22 años y fue fusilado, junto a 14 compañeros, en Fernancaballero, un pequeño pueblo manchego, el 28 de julio de 1936, por ser seminarista claretiano.

En su blog sobre los mártires de la época, el padre López Teulón recoge el diálogo, entre sublime, macabro y costumbrista, que precedió a su asesinato.

- ¿Has venido de tan lejos para hacerte cura?- fue la pregunta que un miliciano le hizo a Jesús Aníbal Gómez antes de asesinarlo.
- Sí, señor y a mucha honra -respondió.
- Pues si eres cura, bajas con todos - ordenó el miliciano.

Será beatificado el 13 de octubre con otros 500 mártires de los años 30 del siglo pasado, víctimas de la persecución antirreligiosa en España. Con todo, en el municipio colombiano de Tarso, la parroquia de San Pablo hace años que tiene entronizado un cuadro con su imagen.

Repatriar el cuerpo que está en Sevilla
El obispo de la diócesis colombiana de Jericó, Noel Antonio Londoño, admite que la noticia de la beatificación del seminarista claretiano los cogió de sorpresa en medio de los preparativos de la reciente canonización de Madre Laura, la primera santa colombiana, pero ya su antecesor, el obispo Roberto López, de inmediato inició la gestión para repatriar los restos del mártir, que reposan en una capilla de los claretianos en Sevilla (España). El proceso es costoso y se cree que tardará unos dos años.

En Tarso, donde ya se iniciaron los preparativos para la beatificación esperan tener pronto las reliquias del claretiano y convertirse, junto con su vecina ciudad de Jericó en un complemento para este destino del turismo religioso en la zona de Antioquia. 

“Los claretianos quieren que los restos reposen en la parroquia Jesús Nazareno, de Medellín, pero comparto la petición del obispo de Jericó para que sean ubicados acá, donde nació y permaneció los primeros 10 años de su vida, antes de que viajara al seminario menor de Zipaquirá”, dice Hugo Ocampo, alcalde de Tarso.

Un ejemplo para los jóvenes
“Lo importante es difundir la vida y obra de Jesús Aníbal, sobre todo como modelo de fidelidad en la fe para los más jóvenes. Antes de ser fusilado, Jesús Aníbal dijo que se sentía orgulloso de ser cristiano”, expresó el padre Javier Pulgarín, provincial de los claretianos en Colombia.

“La figura de Jesús Aníbal destaca porque es el único mártir hispanoamericano dentro de los 270 religiosos de nuestra comunidad que murieron en la persecución religiosa española de 1936”, afirma, el postulador para la canonización de estos mártires, el padre Vicente Pecharromán.

Una familia con 14 hijos
Como recuerda en su artículo el padre López Teulón, Jesús Aníbal fue el menor de 14 hijos. Nació en 1914, en una casa campestre ubicada en Tarso, una pequeña población que hoy cuenta con 7.000 habitantes y está incrustada en la cordillera occidental colombiana. En el parque principal de esta localidad fue levantada una estatua en su honor en 1962.

Tenía sólo 11 años cuando ingresó al seminario menor. “Se le quería por su inocencia, su alegría, por ser el pequeño de casa”, señaló su biógrafo el claretiano Carlos Eduardo Mesa, en su libro “Jesús Aníbal, testigo de sangre” (Madrid, 1964).

Los milicianos violaron el salvoconducto
En 1936 el superior claretiano logró que a los religiosos les otorgaran unos salvoconductos para ir a Madrid y así emprendieron el viaje a la capital. Pero los milicianos no respetaron el salvoconducto. En Fernancaballero “ordenaron a los religiosos que bajasen, que habían llegado a su sitio. Unos bajaron voluntariamente diciendo: ¡Sea lo que Dios quieras, moriremos por Cristo y por España!. Otros se resistían, pero con las culatas de los fusiles les obligaron a bajar”, dijo uno de los testigos del asesinato.

“Los milicianos se pusieron junto al tren y los frailes frente a ellos de cara. Algunos de los frailes extendieron los brazos, gritando ¡Viva Cristo Rey y Viva España! Otros se tapaban la cara”, asegura el testigo.

Pero ni siquiera el pasaporte colombiano, ni la protección que le había ofrecido el consulado de este país en Segovia salvaron la vida de Jesús Aníbal quien también murió asesinado, sólo por el hecho de ser seminarista. El cuadro bajo estas líneas recoge los rostros de los 16 mártires de Fernancaballero.



Jesús Aníbal Gómez Gómez es el noveno beato colombiano, junto a los siete mártires de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, asesinados también en la persecución religiosa española. Otro de los beatos es el padre Mariano de Jesús Euse Hoyos (18451926).
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