Viernes, 26 de abril de 2024

Religión en Libertad

Blog

Denominaciones del demonio

por El Blog de Juan del Carmelo

             La atracción que los seres humanos tenemos por el demonio…, es tremenda, porque el demonio que siempre ha estado y estará al servicio de Dios, es ahora utilizado por Él, para que sea nuestra piedra de toque, en  el sentido de que con sus tentaciones, seamos clasificados en nuestro mayor, menor o nulo amor a Dios. Y consecuentemente  una gran parte de nuestras vidas, las dedicamos a la llamada lucha ascética, en la cual él es nuestro enemigo y en enemigo encarnizado, que no nos deja en paz, sobre todo con aquellas personas que no se le han entregado, porque desgraciadamente las hay y más de una, que han tirado la toalla en su lucha contra él. Pero se sea o se piense de una forma u otra la palabra demonio nos causa atracción. Personalmente, observo que cuando escribo una glosa referente a algo relacionado con el demonio, se disparan las entradas de lectores.

            La existencia del demonio es esencial para nosotros, porque sin su labor, no nos sería posible demostrarle al Señor nuestro amor a Él, es por ello que más de un santo o de un autor de libros espirituales haya escrito, que sin demonio no hay escala para subir al cielo. Es importante la demonología, en cuanto nos ayuda a conocer a nuestro más encarnizado enemigo, que descarga en nosotros todo el odio, que directamente no puede descargar en Dios.

            Conocer al enemigo, es básico y fundamental en cualquier ejército del mundo, tanto es así, que en la organización del Estado mayor de un general en jefe de un ejército, clásicamente, se establecen cuatro secciones: Una de operaciones, otra de personal, otra de logística y la cuarta de información sobre el enemigo. Disponer de información sobre el enemigo, es tener ya ganada una buena parte del enfrentamiento. Y nosotros si no queremos rendirnos sin luchar, estamos convocados a una dura lucha que se inicia desde nuestro nacimiento y solo acaba al final de nuestros días con una plena victoria o una plena derrota, no tenemos posibilidad ni de treguas ni armisticios. El ser humano en cuanto a su destino final, no tiene término medio: Moriremos eternamente en las tinieblas del odio junto con nuestro enemigo, o triunfaremos gloriosamente alcanzando un estado y una felicidad que desconocemos y que será eterna. La decisión es nuestra y solo nuestra. Se condena el que quiere condenarse, más de lo que hace el señor para salvarnos es imposible hacerlo sin quebrar nuestro libre albedrio

            Y para conocer bien a nuestro enemigo, empezaremos por conocer sus nombres. He tratado de recopilar las denominaciones que generalmente se han venido empleando en la cristiandad  para identificar al demonio  y he quedado sorprendido por el número de ellas, a las cuales habría que sumarles todas las demás denominaciones que se han empleado y se emplean al margen de la cristiandad. Lo curioso es, observar que esta gran cantidad de denominaciones, dan fe de la creencia en la existencia del demonio, desde los principios de la humanidad. Porque esta moderna, idea de la no existencia del demonio, es un bulo propagado por el mismo y con la ayuda de los muchos tontos útiles de que el dispone.

Veamos: Al demonio también se le conoce por los nombres de:: Abadon.- Ángel del abismo.- Ángel caído.- Ángel del mal.- Angra Mainyu.- Anticristo.- Apolión.- Arimán.- Asmodeo.- Baalial.- Belcebú.- Belzebú.- Belhor.- Beliar.- Beliall.- Beliel.- Demonche.- Demonio.- Demonios.- Demontre.- Diablo.- Dragón rojo.- Leviatán.- Lucifer.- Luzbel.- Maligno.- Mamón.- Mefisto.- Mefistófeles.- Padre de la mentira.- Pedro Botero.- Príncipe del mal.- Príncipe del mundo.- Satán.- Satanás.- Suma mentira.- Sumo mal.-La mayoría de los nombres aquí reseñados responden a época y países cristianos donde se utilizaron, porque si nos salimos fiera de la órbita del cristianismo, las denominaciones aquí enunciadas aumentarían cuantitativamente.

            En alguno de estos nombres, su sentido o significado fácilmente se comprende, pues se desprende del mismo nombre. Así por ejemplo tenemos el de Ángel caído o el de Príncipe del mal. Pero hay otros, en que no es tan fácil conocer el origen o la razón de ser de esa denominación, aunque más de una vez hayamos leído o escuchado, nombres como: Belzebú, Asmodeo, Lucifer, o Maligno. Así tenemos los nombres de Ángel del abismo. Abadón y Apolión, sobre los cuales se hace referencia en el Apocalipsis, cuando el quinto ángel tocó la trompeta y se desencadenó una plaga de langostas y se dice: “Su rey era el Angel del Abismo, cuyo nombre es «Destructor»: «Abadón», en hebreo, y «Apolión», en griego”. (Ap 9.11). Arimán , Ahrimán  o Angra Mainyu. Estos nombres, tiene su origen en la literatura persa, en  las viejas inscripciones persas. Angra Mainyu es considerado como el Satán destructor, la fuente de todos los males en el mundo, al igual que Ahrimán, que escogió el mal conscientemnete y creo las enfermedades para acelerar en los hombres la llegada de la muerte.

 

            En el Libro de Tobías, que no es aceptado en las Biblias protestantes ni por los judíos, pero si por la Biblia católica, se no cuenta la historia del joven Tobías que estaba auxiliado por el arcángel San Rafael, en busca de una esposa y la intervención del demonio Asmodeo, en la muerte de los siete maridos de Sara. “Porque Sara se había casado siete veces, pero el malvado demonio Asmodeo, había matado a sus maridos, uno después de otro, antes de que tuvieran relaciones con ella”. (Tb 3,8)

 

            Las denominaciones de Belhor, Baalial, Beliar, Beliall  o Belie, al parecer derivan ellas del hebreo bliya´al (bel-e-yah-al). El más extendido de estos nombres es Beliaal que se encuentra frecuentemente como un nombre personal en la Vulgata y en varias traducciones de la Biblia, su uso era a menudo como sinónimo de Satanás, o la personificación del mal.  San Pablo hace alusión a este nombre cuando nos dice: “¿Qué entendimiento puede haber entre Cristo y Belial?, ¿o qué unión entre el creyente y el que no cree?” (2Cor 6,15).

            Sobre las denominaciones de Belzabú o Belcebú, en hebreo Baal Zebub (Ba‘al Z´vûv),  nos cuenta la Biblia en el Segundo libro de los reyes, la historia del profeta Elías el tesbita, y el rey Ocozias. Y sucedió que:“Ocozías se cayó por el balcón del piso alto de su casa, en Samaría, y quedó malherido. Entonces envió unos mensajeros con este encargo: «Vayan a consultar a Baal Zebub, el dios de Ecrón, si me repondré de mis heridas». (2Reyes 1,2).

            Belcebú, era el dios filisteo de Ecrón, localidad próxima a Jerusalén. El rey Ocozias deseaba  un oráculo sobre su enfermedad, es decir, quería conocer el parecer de Belcebú. “Pero el Angel del Señor dijo a Elías, el tesbita: Sube al encuentro de los mensajeros del rey de Samaría, y diles: ¿Acaso no hay Dios en Israel, para que ustedes vayan a consultar a Baal Zebub, el dios de Ecrón? Por eso, así habla el Señor: No te levantarás del lecho en el que has acostado, porque morirás irremediablemente». Y Elías se fue”. (2Reyes 1,3-4)  Los mensajeros regresaron, y le dijeron al rey que un hombre nos salió al encuentro y nos dijo: Vuelvan a ver al rey que los ha enviado y díganle: Así habla el Señor: ¿Acaso no hay Dios en Israel, para que tú mandes a consultar a Baal Zebub, el dios de Ecrón? Por eso, no te levantarás del lecho en el que te has acostado, porque morirás sin remedio, como así ocurrió.

            Demonche, demontre, demonio y diablo, son términos equivalentes en inglés, francés y español.

También encontramos que en el Apocalipsis, se le denomina al demonio con el nombre de  Dragón rojo: “Y apareció en el cielo otro signo: un enorme Dragón rojo como el fuego, con siete cabezas y diez cuernos, y en cada cabeza tenía una diadema”. (Ap 12,3)

            En el Génesis, podemos leer también el vocablo Dragón asociado al ámbito marino y como bestia del mar al igual que el Leviatán. Dios creó los grandes monstruos marinos más adelante dentro de la Biblia, podemos leer: “…. deshiciste el Mar con tu poder y quebraste las cabezas del dragón marino; aplastaste las cabezas de Leviatán  y lo diste como alimento a las fieras del desierto”. (Sal 74,13-14). Y en Isaías, también podemos leer: “Aquel día, el Señor castigará con su espada bien templada, grande y fuerte, a Leviatán, la Serpiente huidiza, a Leviatán, la Serpiente tortuosa, y matará al Dragón que está en el mar”. (Isaías 27,1).

            El vocablo Leviatán proviene del hebreo “Livyatan”, para los hebreos un leviatán, es cualquier monstruo o criatura acuática de gran tamaño. En hebreo moderno, significa simplemente "ballena".  Marginando la interpretación hebrea de este vocablo, la interpretación cristiana del Leviatán considera a este a menudo como un demonio o un monstruo natural asociado a Satán o al diablo. Para Santo Tomas de Aquino, Leviatán es el demonio de la envidia y el primer diablo destinado a castigar a los pecadores correspondientes. El término Lucifer, que es otro vocablo por el que habitualmente también se le denomina al demonio, vocablo que  provine del latín y significa “Portador de luz”. El lucero de la caída del día, es el que da sentido a esta denominación de Lucifer, es la luz caída la luz que se apaga.

            Las estrella del cielo, siempre tienen bíblicamente hablando un significado cuantitativo, que unas veces se refiere a las personas y otras a los ángeles.          Con referencia a las personas  el Señor le dirigió esta palabra a Abram: ”No, ese no será tu heredero; tu heredero será alguien que nacerá de ti. Luego lo llevó afuera y continuó diciéndole: «Mira hacia el cielo y si puedes, cuenta las estrellas». Y añadió: Así será tu descendencia”. (Gn 14,4-5). Y con respecto a los ángeles, en el Apocalipsis se nos vuelve a mencionar el Dragón rojo, como el demonio y se nos dice: “Su cola arrastraba una tercera parte de las estrellas del cielo, y las precipitó sobre la tierra”. (Ap 12,4). Esta tercera parte de las estrellas del cielo, barridas con su cola por el Dragón rojo, son los ángeles caídos que arrastró el demonio con su non serviam, no serviré al Señor, como luego veremos

            En la tradición cristiana, Lucifer representa al ángel caído, ejemplo de belleza y sabiduría a quien la soberbia condujo a los infiernos, transformándose en el Demonio. De la caída de los ángeles hablaremos más adelante. Aunque la denominación Luzbel, en principio no tiene nada que ve con la de Lucifer, ya que su etimología es distinta y significa Luz bella, generalmente, se unifican los dos vocablos. Lucifer o Luzbel era el más bello e inteligente de los ángeles pero su soberbia le perdió (Isaías 14,11). El vocablo Maligno, fue ampliamente empleado por nuestro Señor y recogido en los Evangelios y también en las epístolas. Son 84 veces la que se utiliza este vocablo para designar al Demonio.

            Mamón, también conocido con el nombre de Aamón, es otro vocablo utilizado, su origen está en una palabra aramea, que significa riqueza, pero tiene una etimología confusa. En la Biblia, Mammón, cuya etimología puede ser siria, es personificado más de una vez como símbolo de las riquezas, así en algunas traducciones de los Evangelios, San Lucas, y en San Mateo se puede leer : “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a Mammón”. (Mt 6,24.

            Los términos Mefisto y Mefistófeles, son equivalentes. Son estas denominaciones del demonio propias del folklore alemán. En el renacimiento, era conocido este vocablo, al que se le otorgado entre otros, el significado de Mefotofiles. Goethe en su obra Fausto, para mencionar al demonio, emplea el nombre de Mefistófeles. La denominación de padre de la mentira, le fue impuesta al demonio por el Señor: “Vosotros tenéis por padre al diablo, y queréis hacer los deseos de vuestro padre. Él es homicida desde el principio no se mantuvo en la verdad, porque la verdad no estaba en él. Cuando habla la mentira, habla de lo suyo propio, porque él es mentiroso y padre de la mentira”. (Jn 8,44).

            Todos hemos oído mencionar el infierno, como las calderas de Pedro Botero. Es oscuro el origen de esta expresión que indica el infierno y a Pedro Botero como el demonio. Esa expresión ya fue antiguamente utilizada en la literatura, entre otros por Tirso de Molina. Si Dios es el sumo bien, no es extraño que se considere al demonio como el Príncipe del mal y esta sea una de sus muchas denominaciones.

            La denominación de Príncipe del mundo, fue empleada, fue empleada por el Señor, en las últimas recomendaciones a los apóstoles: “El pecado está en no haber creído en mí. La justicia, en que yo me voy al Padre y ustedes ya no me verán. Y el juicio, en que el Príncipe de este mundo ya ha sido condenado”. (Jn 16,9-11). Satán y Satanás, son términos equivalentes. En algunas traducciones de la Biblia se emplean estos para designa al demonio. Concretamente  en traducciones de las epístolas, podemos leer: “… para los incrédulos, a quienes Satanás les ha enceguecido el entendimiento, a fin de que no vean resplandecer el Evangelio de la gloria de Cristo, que es la imagen de Dios”. (2Cor 4,4).

            Por último, es fácil comprender, que si Dios es la Suma verdad y el Sumo bien, el demonio es la suma mentira y el sumo mal.

            Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.

            Otras glosas o libros del autor relacionados con este tema.

  • Libro. SANTIDAD EN EL PONTIFICADO.- www.readontime.com/isbn=9788461266357

  • Libro. MOSAICO ESPIRITUAL.- www.readontime.com/isbn=9788461220595

  • Demonio y demonios 11-02-10

  • El mal y su instigador           19-02-10

  • ¿Hasta dónde llega el poder de las tinieblas?          12-04-11

  • Conocer al enemigo   18-08-11

  • Teología del demonio           30-05-11

  • Técnicas de actuación demoniacas   14-11-11

  • Artimañas demoniacas          11-01-12

  • Actuaciones demoniacas       20-05-09

  • Conocimiento del demonio   21-09-12

  • Como nos ataca el demonio  22-02-13

  • Ángeles caídos           24-06-10

  • ¿Por qué cayó luzbel?           09-12-10

  • ¡Quien como Dios!    19-06-12

  • Las armas del enemigo         08-10-10

            La fecha que figura a continuación de cada glosa, es la de su publicación en la revista ReL, en la cual se puede leer la glosa de que se trate.

            Si se desea acceder a más glosas relacionadas con este tema u otros temas espirituales, existe un archivo Excel con una clasificada alfabética de temas, tratados en cada una de las glosas publicadas. Solicitar el archivo a: juandelcarmelo@gmail.com

Comentarios
5€ Tu donativo es vital para mantener Religión en Libertad
10€ Gracias a tu donativo habrá personas que podrán conocer a Dios
50€ Con tu ayuda podremos llevar esperanza a las periferias digitales
Otra cantidad Tu donativo es vital para mantener Religión en Libertad
Tu donativo es vital para mantener Religión en Libertad
Si prefieres, contacta con nosotros en el 680 30 39 15 de lunes a viernes de 9:00h a 15:30h
Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter

¡No te pierdas las mejores historias de hoy!

Suscríbete GRATIS a nuestra newsletter diaria

REL te recomienda