Sábado, 20 de abril de 2024

Religión en Libertad

Amaba la geometría y la astronomía

Giuseppe Sarto, aquel joven sacerdote aficionado a construir relojes de sol que llegó a Papa

Durante sus primeros años de apostolado diseminó el Véneto con sus obras... y ya como San Pío X le reclamaron por uno que daba mal la hora.

C.L. / ReL

Giuseppe Sarto, recién ordenado.
Giuseppe Sarto, recién ordenado.
Giuseppe Sarto nació en 1835 en una familia de tan escasos recursos económicos como sólida fe cristiana y vida de piedad. Demostró desde muy pequeño una inteligencia despierta, y aprovechaba hasta el extremo las enseñanzas de una escuela a la que tenía que desplazarse varios kilómetros descalzo para ahorrar zapatos.

Su fuerte en clase eran el álgebra y la geometría, y le apasionaba la astronomía, así que cuando, años después, fue ordenado sacerdote y le destinaron a la parroquia de Tombolo, en el Véneto, empezó a poner en marcha una afición poco conocida a la que dedica este martes Isabella Farinelli un artículo en L´Osservatore Romano: el gnomonismo o construcción de relojes de sol.

Una estudiosa del asunto, la profesora Elsa Stocco, está documentando las diversas huellas de su habilidad que fue dejando Don Giuseppe en las numerosas parroquias a las que era invitado a predicar a medida que se iba difundiendo su fama como confesor y orador, y adquiría el sobrenombre de "movimiento perpetuo" por su hiperactividad.

Luego, cuando sus responsabilidades fueron creciendo, y como obispo de Mantua primero y patriarca de Venecia después -y, por supuesto, como San Pío X una vez elegido Papa en 1903- esa tranquila y productiva pasión fue progresivamente abandonada. Al menos, en lo que a sus propias manos se refiere, pues durante su pontificado impulsó decisivamente el Observatorio Astronómico Vaticano. Mucho influyó en ello su devoción a esa ciencia.

"¡Entonces no era infalible!"
Diversas canonjías de pueblos vénetos cuentan aún en su pared con un reloj de sol construido por el joven Sarto, aunque muchos se han perdido. Farinelli menciona los de Tombolo, Fontaniva (donde en 1904 se añadió una placa recordando las manos constructoras), Galliera u Onara, donde dejó su firma en latín: "Don Giuseppe Melchior Sarto fece".

El futuro San Pío X tenía además un reloj de bolsillo -su única propiedad de valor, junto con una cubertería de plata- que con dolor fue y volvió varias veces a la casa de empeños para ir financiando las obras de caridad que multiplicó en aquellos años.

Mucho tiempo después, el párroco de Fontaniva fue recibido en audiencia en el Vaticano por su antiguo amigo, ahora elevado al trono de Pedro. Se dice que le comentó al Papa que el reloj de sol que él había construido tiempo atrás no estaba siendo muy preciso. "¡Es que por entonces no era infalible!", bromeó San Pío X como respuesta.

Lo cierto es que la doctora Stocco ha comprobado ese reloj, y marca bien la hora: "Lo más probable", dice, "es que, confrontándola con un reloj de caja, el párroco no estuviese teniendo en cuenta la diferencia entre la hora solar verdadera y el tiempo medio del huso horario".

A causa de esta afición, hay un movimiento entre los gnomonista para que San Pío X sea declarado su patrono. El apoyo del diario vaticano... parece que ya lo tiene.
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