Viernes, 26 de abril de 2024

Religión en Libertad

Defiende las políticas de ahorro

Duro repaso de Munilla a los culpables de la crisis económica: «hacia arriba», y a los cómplices

Denuncia que la deuda pública ha comprometido las generaciones futuras, y el blindaje «inmoral» de sueldos en la banca.

ReL

El obispo Munilla
El obispo Munilla
Con motivo de la festividad de San Ignacio, se celebró este miércoles en la basílica de Loyola una misa oficiada por el obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, quien glosó el carácter que tiene el santuario como "lugar entrañable", "auténtico corazón" de la diócesis y su enclave "con más eco universal".

"¡En todo amar y servir!"
Patria además del santo, "uno de nuestros principales referentes en el seguimiento de la voluntad de Dios". Monseñor Munilla explicó que ser patrono, como San Ignacio de Loyola lo es, supone servir "a modo de estrellas que guíen e iluminen nuestros pasos", porque "la historia no nace con cada uno de nosotros, sino que nos incorporamos a un pueblo en marcha, a una familia que peregrina, a una Iglesia siempre antigua y siempre nueva… al ejemplo de los ‘mejores’ que nos han precedido, que son los santos".

El obispo recordó la máxima de San Ignacio, en todo amar y servir: "El amor, el auténtico amor, no es el romántico, sino que es el que se traduce de forma inmediata en ‘servicio’. Como San Ignacio gustaba decir: ´El amor se manifiesta más en las obras que en las palabras. ‘Amar y servir’ es un binomio inseparable: Servir sin amar, es servilismo. Amar sin servir, es mero romanticismo".

La crisis y sus causantes
Luego monseñor Munilla recordó "la grave situación que padecen muchos sectores de nuestra sociedad por causa de la crisis económica", que "cuestiona los fundamentos en los que hemos basado nuestro desarrollo".

Apuntó a una causa última: "En la medida en que Occidente ha ido perdiendo sus raíces cristianas, progresivamente ha invertido sus valores, colocando el ‘tener’ por encima del ‘ser’. Éste ha sido el motivo último por el que ahora nuestra sociedad se encuentra al borde de la quiebra".

Y luego lo detalló en sus distintos agentes: las administraciones "han gastado el dinero que no tenían, endeudando a las instituciones públicas y comprometiendo el futuro de las generaciones venideras"; las instituciones financieras "sustentaron sus escandalosos beneficios anuales sobre unos cimientos de una economía irreal, ficticia e insostenible"; los sueldos con los que fueron blindados los consejos de administración "han sido inmorales, y siguen siéndolo".

Pero no se trata sólo de mirar "hacia arriba, pensando que la situación presente es sólo responsabilidad de quienes han llevado las riendas de la economía. Es obvio que estamos ante un pecado del que todos hemos sido cómplices", lamentó: "También nosotros hemos comprado lo que no necesitábamos, pagando con un dinero que no teníamos, construyendo un modelo de sociedad contraria a los valores del Reino de Dios. Tenemos que reconocer que hasta en los niveles más populares se le había otorgado carta de ciudadanía al fraude fiscal. Sisar a Hacienda parecía estar fuera del campo moral".

Por último, los especuladores, "que hacen fortuna de la crisis. Son muchos los especialistas que denuncian que el acoso de los mercados a la economía es desproporcionado; y que solo se explica en el contexto de un chantaje especulador que pretende aprovecharse de una situación límite".

Según el obispo guipuzcoano, "salir de esta situación va a suponer una catarsis muy grande para todos". En ese sentido, "las políticas de ahorro se nos imponen de forma imperiosa; y pecan de hipocresía quienes se resisten a reconocer esta realidad", aunque esos recortes no debe hacerse "de forma ‘indiscriminada’ o ‘indiferenciada’ entre quienes tienen más o menos recursos" de forma que se recorte la parte destinada "a las personas empobrecidas".

La labor de Caritas
Por último, Munilla reiteró su petición de que los sacerdotes de la diócesis, a pesar de que su sueldo está "muy por debajo del salario medio", donen una extraordinaria a Caritas, para la cual pidió un esfuerzo especial a todos los fieles de la diócesis, pues ha pasado de atender 15.000 personas a atender 24.000, un 60% más.

"Jesucristo llama a nuestra puerta, y su Caridad nos enriquece", concluyó: "Estoy seguro que, en la situación presente, San Ignacio nos diría una vez más: ¡En todo amar y servir!".
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