Jueves, 28 de marzo de 2024

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¿Qué ha pasado en Andalucía?

por En cuerpo y alma

 
            Para lo ocurrido antier en Andalucía la verdad es que uno no encuentra calificativos: perplejo, alucinado, estupefacto, se diría que al rico castellano le faltan palabras… Si todos nos hallamos en situación similar (que se lo pregunten a los demoscospistas), yo creo que el que más lo está es el propio Sr. Griñán, a quien imagino insomne al día de hoy y desde el mismo momento en que hace ya más de cuarenta y ocho horas entró en shock cuando le fue comunicado que, con toda probabilidad, iba a seguir siendo el Presidente de la Junta, en un ejercicio que llevará al régimen pesoíta al final de esta legislatura, a superar en duración… ¡¡¡al mismísimo régimen de Franco!!! ¿Se dan Vds. cuenta? ¡¡¡Al mismísimo régimen del difunto general!!!
 
            Y la pregunta es: ¿qué es lo que ha de ocurrir en Andalucía para que los andaluces opten por un cambio de gobierno (fíjense que no les digo votar derecha porque la derecha sea lo bueno, sólo digo cambiar de partido en el gobierno, cambiar de gobierno para darse una nueva oportunidad)?
 
            Tres datos, apenas tres datos cualquiera de los cuales habría bastado para tumbar definitivamente a un gobierno en cualquier lugar del mundo con una mínima cultura ciudadana.
 
            Primero, una corrupción rampante, que ya no se relaciona con un señor y cuatro trajecitos o cinco, no, sino con una red generalizada que alcanza a todas las administraciones e implica a todos los niveles funcionariales desde el nivel presidente hasta el nivel “chófer”, con malversaciones milmillonarias (sólo la fianza del director general de la Junta detenido por la juez Alaya asciende a ¡¡¡700 millones de euros!!! a modo de ejemplo), con una familia que ni voy a mencionar que nos la encontramos en todo aquel lugar en el que se reparte una comisión o una subvención...
 
            Segundo, un índice de paro del 31% que es probablemente… ¡¡¡el más grande del mundo!!! superior al de cualquier país africano o sudamericano, donde los salarios serán de miseria pero el paro no es tan elevado, superior al español -¡que ya es decir!- en ocho puntos. ¡Uno de cada tres andaluces no trabaja! con el aditamento de que de los que lo hacen, una buena parte lo hace fuera de Andalucía.
 
            Tercero, un índice de paro juvenil que asciende, -agárrense al sillón que lo que viene es fuerte- ¡¡¡al 55% de los jóvenes andaluces!!! ¡¡¡Ni siquiera uno de cada dos jóvenes andaluces trabaja(1)!!! una vez más con el aditamento de que muchos de los pocos que lo hacen, lo hacen fuera de Andalucía. Y la pregunta es: ¿qué han votado esos jóvenes? ¿Habrán votado pesoísmo una vez más? ¿Se habrán quedado en casa, cansados quizás de tanto trajín, que hay que ver lo jodío que es estar tol día viendo “Gran hermano”?
 
            Las cosas como son: lo de antier en Andalucía ha sido la apuesta definitiva de los andaluces por la subvención, aunque sea dentro de un sistema corrupto y putrefacto a condición única de que me llegue a mí la migaja que me corresponde. Porque después de todo… ¿a cuánto ascienden esas subvenciones de las que hablamos? Por hablar del lacerante caso del otrora llamado PER, que ni es plan ni mucho menos es de empleo…. ¡¡¡a 400-500 euros al mes!!! Y así tantas otras subvenciones de las que se reparten en Andalucía… los 400 del paro (31% de los andaluces, acuérdense), el regalito de los 18 años, las propinillas de los nuevos señoritos de la Junta, que me llaman pa que les haga alguna chapucilla en casa… que con eso, con el sol de Andalucía(1) y con la casita en el pueblo que ya está pagada… ¿acaso no da hasta pa una cañita de vez en cuando?
 
            Hay quien dice que la reforma laboral le ha pasado factura al PP, y se felicita de que en solo cuatro meses haya perdido ya un 5% del apoyo electoral, el porcentaje que ha perdido en Andalucía desde el 45% de votos que recibió Rajoy en las generales, al 40% que ha recibido Arenas en las autonómicas. ¡Nanay de la China! Andalucía ha votado así premeditadamente: derechas en el país, (¡alguien tendrá que trabajar pa poder pagar las subvenciones ¿no te digo?!), izquierda en casita, (pa seguir arrimado al fueguecito pesoíta con el que tan ricamente estamos, que después de comerse el cocido los nuevos señoritos de la Junta, son mu güenos y nos dejan arrimarnos a la mesa a rebañar los platos y llevarnos a casa las miguitas del suelo). Si las elecciones hubieran ido juntas como han acostumbrado a ir hasta le fecha, lo habríamos comprobado con mayor fehaciencia aún si cabe.
 
            Pero se han equivocado los andaluces, se han equivocado de cabo a rabo por no haber evaluado correctamente el efecto en el que más debieron pensar cuando fueron a votar: y es que, por mucho que se resistan a ello, por mucho que prefieran mirar para otro lado para no verle los ojos al monstruo, el sistema literalmente… ¡¡¡se va a la mierda!!! Y es que uno de los efectos lacerantes de esta crisis atroz que nos atenaza y amedrenta, es el de haber roto todos los equilibrios más o menos estables o inestables que sostenían la economía española, y pese a quien pese… ¡ya no existen los ingresos para pagar a tanto subvencionado!
 
            Andalucía pudo optar por una voladura controlada del sistema mediante legislación adecuada que hiciera al aterrizaje en la nueva realidad más suave y llevadero… En su lugar, ha optado por el tortazo en la cara, por la tetraplejia sobrevenida, la que va a acontecer el día que parados y peristas vayan a cobrar sus subvenciones de miseria y se den cuenta de que sencillamente… ¡¡¡la caja está vacía porque no queda nadie pa llenarla!!! Y eso por no hablar de los catalanes –ojo, entre muchos otros menos quejicas- que han de llenarla. Otro temazo.
 
 
                (1) La media mundial de jóvenes menores de 25 años que no trabajan asciende al 12%, menos de la cuarta parte del índice andaluz.
                (2) ¿Pues no apelaba Arenas todavía, después del varapalo que le han dado, a lo maravillosa que es la tierra andaluza, de manera similar a como las víctimas del terrorismo apelaban en los años de plomo a lo maravillosa que era la tierra vasca con el pobre finiquitado aún de cuerpo presente? ¿Puede ser maravillosa una tierra cuyos ciudadanos matan a los que no piensan como ellos mientras los demás miran para otro lado, o que no es capaz de dar trabajo a uno de cada tres de sus ciudadanos y a uno de cada dos de sus jóvenes? No se puede ser tan autocomplaciente y sí un poco más autocrítico. El de ayer no era el momento de invocar las maravillas de una tierra que, como cualquier otra en el mundo, no deja de tenerlas, como también sus miserias.
 
 
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