Jueves, 28 de marzo de 2024

Religión en Libertad

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Mañana del 5 de noviembre, en la calle Barceló de Madrid

por Jorge López Teulón

Beato Juan Antonio Burró Más
Hijo de padres aragoneses, nacido en Barcelona el 28 de junio de 1914, era hijo del matrimonio Antonio Burró Gayán, primo hermano del célebre tenor Miguel Fleta, y Micaela Más Vicarilla, pobres en bienes de fortuna, de costumbres honestas y fe arraigada. Fue bautizado el día 5 de julio del mismo año, en la parroquia de Ntra. Sra. de los Ángeles, y se le impuso el nombre de Juan Antonio.
Al quedar huérfano de madre muy niño, fue recibido juntamente con otro hermano suyo en el Asilo San Juan de Dios de Barcelona. Por su buena conducta y disposición, y a su petición, fue admitido a los 14 años en el Escuela Apostólica de Ciempozuelos, donde permaneció cuatro años dedicado a los estudios con verdadero aprovechamiento intelectual y no menos espiritual. Recibió el sacramento de la confirmación el 31 de enero de 1928.



Niños asilados en el Hospital de San Juan de Dios, de Barcelona, dispuestos a subir al autocar que los trasladaría al Sanatorio Marítimo de San Juan de Dios, en Calafell (Tarragona), para disfrutar de una tanda de colonias veraniegas. (Foto procedente del libro “Les institucions hospitalàries de Sant Joan de Déu a Catalunya,Barcelona, 1935).
 
En la Escuela Apostólica maduró su voluntad para seguir la vocación hospitalaria, tomando el hábito hospitalario e iniciando el noviciado canónico el 7 de diciembre de 1931, bajo el nombre de Fr. Juan Antonio.
Se le pasó tan rápidamente el año de noviciado, que creyó necesitaba más tiempo para profundizar en su espíritu y consagración, por lo que expresó a los superiores su deseo de alargar este tiempo de formación. Así se le concedió, “aprovechando para hacer grandes y rápidos progresos en la virtud”.
El 3 de junio de 1933 emitió la profesión de los votos temporales, quedándose el tiempo del neoprofesorado en laCasa de Ciempozuelos. Fue destinado el 24 de julio de 1934 a la Casa de Sant Boi de Llobregat.
En 1935 formaba parte de la comunidad hospitalaria del Sanatorio Psiquiátrico San José de Ciempozuelos. Se hallaba cumpliendo el servicio militar como soldado de sanidad en la clínica psiquiátrica del mismo Centro hospitalario cuando estalló la guerra civil; por influencia de unos familiares pasó destinado al hospital militar de Carabanchel. Allí estuvo un tiempo, y algo después fue trasladado al hospital nº 1 de calle Barceló de Madrid.
En ambos centros sanitarios se hizo apreciar el beato Burró ante sus jefes por su laboriosidad y eficiencia, su responsabilidad y fidelidad a las órdenes dadas por los médicos, además de por su disponibilidad y comprensión para con los enfermos, como un verdadero Hermano de san Juan de Dios.
Esta misma actitud de ser tan exacto y cumplidor llamaba la atención a los milicianos que había en el hospital, hasta que conocieron que era religioso, entrando entre sus miras para acabar con él, aunque los jefes le protegían.
El beato Juan Antonio Burró era consciente del peligro que corría; por eso en sus ratos de oración se ofrecía a Dios y llegó a considerar su muerte, por su condición de religioso, como un don de Dios.
Estaba en el mismo hospital otro Hermano de san Juan de Dios, Fr. Honorato Alonso, y con él pasaba ratos libres para apoyarse. El juicio que expresó sobre el beato Burró indicaba su actitud: “Fue siempre un verdadero religioso en medio de los peligros tan graves en que se encontraba. Uno de los sanitarios me decía de él: Es un hombre tu compañero que siempre está dispuesto a dar su sangre por nuestra religión; le manifiesto el peligro que hay contra los derechistas en el hospital, y siempre me dice las mismas palabras: ¡Amigo, no tengas miedo! ¡Si morimos por tan justa causa, bien podemos dar gracias a Dios!”.
Al encontrarse un día en Madrid con el odontólogo de Ciempozuelos, a la pregunta de cómo lo pasaba, le dijo: “-¡Sólo confío en Dios, que permitirá lo mejor para mi salvación!”.
A veces, algunos milicianos del hospital le invitaban con picardía a tomar un café; él lo rehusaba. Pero el 5 de noviembre al fin aceptó por no desairarlos tanto. Una vez fuera del hospital, le traicionaron y entre varios lo fusilaron. Echándosele en falta, uno de los asesinos declaró: “-Ese ya murió por la patria; buenos gritos daba a Cristo Rey y a España, pero ninguno vino en su ayuda”.
El beato Juan Antonio Burró al morir mártir tenía 22 años de edad y 5 de vida religiosa como Hermano de san Juan de Dios.
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