Sábado, 20 de abril de 2024

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¿Existe de verdad el Purgatorio?

¿Existe de verdad el Purgatorio?

por Juan García Inza

 ¿Existe de verdad el Purgatorio?

                Un tema que cobra especial actualidad en este mes de los difuntos. Dejemos a un lado el folclore que se monta en estos días para disfrazar a la muerte de banalidades, y vayamos a lo serio y auténtico. ¿Qué hay detrás de la muerte? Sin duda la vida eterna. Pero ¿que hay en esa vida eterna?  Hablaremos hoy del Purgatorio.

                Pensemos, antes que nada, en un día lluvioso en el que nos dirigimos a pie a una casa para visitar a unos amigos. Cuando llegamos, nos limpiamos los zapatos en la alfombrilla de la entrada, nos sacudimos un poco la ropa y el paraguas para que caiga el agua. Nuestra intención es, por tanto, entrar a esa casa sin manchar el suelo.

                Pues bien, amigos. Cuando nos morimos, puede ocurrir una de las siguientes tres cosas: Vamos al Cielo directamente, vamos al Infierno (¡mal asunto!), o bien vamos al Purgatorio. El Purgatorio es un estado en el que se encuentra la persona que ha muerto en gracia de Dios pero que no está plenamente purificada, y donde se es purificado para disfrutar plenamente de la presencia de Dios. Se trata de una persona salvada que vive en el amor de Dios y la salvación pero no de una manera plena, ya que ha de esperar ese encuentro hasta que esté preparado, es decir, cuando haya sido perfectamente purificado. Por tanto, tenemos que estar impecablemente limpios para entrar en el Cielo.

                ¿En qué consiste el Purgatorio? Básicamente, se trata de ver una y otra vez, como si de una película se tratase, ciertos pecados que hemos cometido (errores u omisiones) durante nuestra vida. El dolor y la humillación de haber ofendido a un Dios que vemos más cerca  nos provocarán sufrimientos.

                Alguno puede pensar: ¿Pero dónde se refleja en la Biblia el Purgatorio? Aunque no aparece la palabra literalmente, sí que se muestra el concepto en múltiples pasajes bíblicos. San Pablo, por ejemplo, nos narra lo siguiente respecto al día del juicio, refiriéndose con la palabra "fuego" al concepto del "Purgatorio".

                "Un día se verá el trabajo de cada uno. Se hará público en el día del juicio, cuando todo sea probado por el fuego. El fuego, pues, probará la obra de cada uno. Si lo que has construido resiste el fuego, será premiado. Pero si la obra se convierte en cenizas, el obrero tendrá que pagar. Se salvará pero no sin pasar por el fuego". (1 Cor 3,1315)

                La "obra" simboliza lo que hemos hecho durante nuestra existencia. Lo que quiere decir San Pablo es que la persona irá al Cielo directamente o bien, se salvará, pero pasando previamente por el fuego, símbolo de purificación (Purgatorio). Naturalmente que no se trata de un fuego físico, ya que estamos en el mundo del espíritu.

                Pensemos ahora en un ser querido que ha tenido que emigrar a otro continente y no tenemos medios actualmente para ir a verle. Esta persona sufre de no poder disfrutar de la presencia del ser querido, pero le ama y sabe que lo volverá a ver pasado un tiempo. Del mismo modo, la persona que está en el Purgatorio tiene la esperanza de que un día pueda estar con Dios, pero mientras se prepara para ese encuentro, sufre por no poder acompañarle ya.

                Ahora, nos podemos preguntar quizás qué han de hacer para minimizar su estancia en el Purgatorio. Evidentemente, además de ser buenos católicos, hay que hacer algo más. Tenemos algunas ayudas para esquivar el Purgatorio. En primer lugar los Sacramentos de la Penitencia,  Eucaristía y Unción de Enfermos. Y otras ayudas a nuestro alcance.

                ¿Conocen el Escapulario? El Escapulario es un símbolo de la protección de la Madre de Dios a sus devotos y un signo de su consagración a María. Nos lo dio la Santísima Virgen. Se lo entregó al General de la Orden del Carmen, San Simón Stock, el 16 de julio de 1251, con estas palabras: «Toma este hábito, el que muera con él no padecerá el fuego eterno».

                Alude a este hecho el Papa Pío XII cuando dice: «No se trata de un asunto de poca importancia, sino de la consecución de la vida eterna en virtud de la promesa hecha, según la tradición, por la Santísima Virgen». El llamado "Privilegio sabatino", reconocido por el Papa Pío XII, consiste en que la Virgen, a los que mueran con el Santo Escapulario y expíen en el Purgatorio sus culpas, con su intercesión hará que alcancen la patria celestial lo antes posible, o, a más tardar, el sábado siguiente a su muerte.

                De esta forma, el tiempo de estancia en el Purgatorio sería poco.

Si desean saber más sobre el Escapulario, visiten http://webcatolicodejavier.org/escapulario.html

 

                Les  recomiendo que busquen un escapulario, que un sacerdote lo bendiga y se lo impongan. Una vez impuesto pueden cambiarlo por una medalla con las imágenes de Jesucristo y la Virgen María.

                ¿Necesitan nuestra oración las almas del Purgatorio? Pues sí. Hemos de pedir por ellas al Señor, a la Virgen María y a algunos Santos para que las benditas almas  salgan pronto del Purgatorio. El abogado de las almas del Purgatorio es San Nicolás de Torentino.  

                Otro medio muy importante de purificación son las indulgencias, parciales o plenaria que la Iglesia concede en ciertas ocasiones, o con motivo de algunas prácticas de piedad. Se trata de aplicar al alma los méritos que hubiera adquirido haciendo oración y penitencia durante el tiempo que se indica (años o toda la vida hasta ese momento). Estas indulgencias las podemos aplicar a las almas del Purgatorio (una en concreto, o a la que más lo necesite).

                Jesucristo explica a María Valtorta lo que es el Purgatorio. Puede leerse en: http://www.jesustebusca.com.ar/view/jesus-valtorta.aspx

Y con las almas del Purgatorio tuvo una especial relación María Simma. Se puede leer la larga entrevista que le hizo la religiosa de Medjugorje Sor Emmanuelle: http://rosario.catholic.net/foros/read.php?f=3&i=8643&t=8643

                El purgatorio es una verdad teológica, aunque no lo entendamos demasiado. El cielo tampoco nos cabe en la cabeza y existe. Ya solo nos queda recomendar que vayamos por caminos de purificación espiritual mediante un plan de vida interior serio y bien llevado, frecuentando el sacramento de la Penitencia. Y que en este mes de los difuntos encomendemos a las almas del Purgatorio. Ellas también nos ayudan a nosotros.

 

Fuente: http://webcatolicodejavier.org

 Vídeo:

 all.gloria.tv/

 

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