Martes, 30 de abril de 2024

Religión en Libertad

Homilía en Calabria

Para entrar al banquete hacen falta dos cosas, tique y vestido: el Papa explica en qué consisten

Benedicto XVI visita este domingo una región de Italia donde el paro y la ´Ndrangheta condicionan la vida social y también la acción de la Iglesia.

C.L./ReL

Procesión de entrada en Lamezia Terme.
Procesión de entrada en Lamezia Terme.
La multitudinaria misa en Lamezia Terme (donde termina el "empeine" y comienzan los "dedos" de la bota italiana) fue el arranque de la visita de Benedicto XVI a Calabria.

En la homilía allí pronunciada ante cerca de cien mil personas, el Papa recordó las "dificultades, problemas y preocupaciones" que caracterizan a esa región, a la que consagró una comparación muy gráfica. Es una "tierra sísmica", dijo, "no sólo desde el punto de vista geológico, sino también estructural y social". Sobre todo por dos problemas, el paro y la ´Ndrangheta. La mafia calabresa constituye "una criminalidad a menudo feroz que hiere a todo el tejido social", subrayó el Pontífice.

Desde el punto de vista evangélico, su predicación versó sobre la parábola de las bodas reales (Mt 22, 114), cuyos invitados rechazan la invitación con mil pretextos. Entonces el rey sale a campos y caminos a invitar a su mesa a pobres y marginados, expulsando sin embargo al que acude a ella sin el traje adecuado.

La fe y la caridad
El rechazo de los invitados iniciales se asemeja a cuando, ante Dios, nosotros "no aceptamos sus palabras, mostramos más interés en otras cosas, ponemos en primer lugar nuestras preocupaciones materiales, nuestros intereses. La invitación del rey recibe incluso reacciones hostiles y agresivas".

Pero Dios no se desanima, y cuando el rey llama a los pobres, el salón se llena: su bondad "no tiene límites y ofrece a todos la posibilidad de responder a su llamada". Sin embargo, cuando uno de quienes acuden a esta segunda invitación no va adecuadamente vestido, el rey le expulsa incluso con palabras durísimas en el Evangelio: "Atadle de pies y manos y arrojadle a las tinieblas de allá afuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Porque muchos son los llamados, mas pocos los elegidos" (Mt 22, 1314).

Benedicto XVI explicó en el sermón de la misa a qué corresponden la invitación y el traje nupcial, sirviéndose del comentario a este texto de San Gregorio Magno: "Éste explica que el comensal que responde a la invitación de Dios a participar en su banquete tiene, en cierto modo, la fe que le ha abierto la puerta de la sala, pero le falta algo esencial, el vestido nupcial, que es la caridad, el amor".

Y San Gregorio, cita el Papa, añade: "Cada uno vosotros, que en la Iglesia tiene fe en Dios, ya ha participado en el banquete de bodas, pero no puede decir que tenga el traje nupcial si no custodia la gracia de la caridad", un traje que, dice Benedicto XVI, tiene como dos piezas, el amor a Dios y el amor al prójimo.

"Todos somos invitados", concluye, "a ser comensales del Señor y a entrar mediante la fe en su banquete, pero debemos vestir y cuidar el traje nupcial, la caridad, vivir un profundo amor a Dios y al prójimo".

El tique de entrada y el vestido, la fe y la caridad: otra lección del teólogo Joseph Ratzinger con la autoridad de Benedicto XVI.
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