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Mediodía del 21 de septiembre, en la cárcel pacense de Azuaga

por Jorge López Teulón

16 de junio de 2007
Faltaban poco más de cuatro meses para la beatificación del 28 de octubre de 2007 de los 498 mártires de la persecución religiosa española en Roma, cuando la mayoría de los delegados se encontraban realizando las exhumaciones de los que iban a ser beatificados. Monseñor Mario Iceta Gavicagogeaescoa, actual Obispo de Bilbao, era Vicario General de la diócesis de Córdoba, y aquel 16 de junio de 2007 se encontraba presidiendo la exhumación de los llamados mártires de Fuente Obejuna (Córdoba).
Y es que, tampoco la Provincia Franciscana de Granada de Nuestra Señora de Regla se vio libre de la persecución religiosa y siete hermanos recibieron el martirio al encontrarse por ese tiempo en la localidad cordobesa de Fuente Obejuna. Félix Echevarría Gorostiaga, José María Azurmendi Mugarza, Francisco Carlés González, Luis Echevarría Gorostiaga, Simón Miguel Rodríguez, Miguel Zarragúa Iturriaga y Antonio Sáez de Ibarra López fueron asesinados el 21 y el 22 de septiembre de 1936. Siendo enterrados en una fosa común en el cementerio de Azuaga (Badajoz). Dos meses más tarde tuvo lugar la primera exhumación de los restos por familiares, frailes y médicos y fueron llevados al convento de Fuenteobejuna.
A esta segunda exhumación de las reliquias les siguió una primera limpieza, el tratamiento químico y el estudio de los restos. Introducidos en sus respectivas urnas se procedió a su inhumación. El trabajo continuó todo el fin de semana y concluyó con la solemne Eucaristía celebrada en la Iglesia de San Francisco presidida por el presidente de la comisión delegada, Mario Iceta y concelebrada por el promotor de justicia, el vicepostulador, los miembros del tribunal y otros sacerdotes. Durante la homilía, Mario Iceta recordó que en esa misma iglesia, anteriormente capilla del convento franciscano, habían celebrado la Santa Misa los mártires.


 
Detención, prisión y martirio
El P. Félix Echevarría y sus compañeros formaban la fraternidad del convento de Fuente Obejuna (Córdoba), cuando estalló la guerra civil. Los días 20 y 22 de julio de 1936, las autoridades de la ciudad realizaron varios registros en el convento con la excusa de buscar las armas allí escondidas. El 27 de julio, so pretexto de protección de sus personas, sacaron a los frailes del convento, que al día siguiente fue saqueado por las turbas, y los tuvieron detenidos en las oficinas de Telégrafos, hasta ser conducidos el 14 de agosto sucesivo al palacio de la marquesa de Valdeloro, lugar convertido en prisión.
El 20 de septiembre por la noche fueron trasladados en siete camiones, en compañía de 50 seglares, cuarenta y tres de los cuales fueron fusilados a pocos Km de la ciudad, mientras que los siete restantes y los religiosos fueron trasladados al cercano pueblo de Azuaga (Badajoz) y encerrados en la cárcel.
Fray José María Azurmendi fue el primero en ser martirizado a tiros, en el patio de la cárcel de Azuaga, a mediodía del 21 de septiembre de 1936, por haber respondido “¡Viva Cristo Rey!” cuando le exigieron que blasfemara.
Hacia las 9 de la noche cinco de los religiosos –Luis Echevarría, Francisco Carles, Antonio Sáez de Ibarra, Miguel Zarragúa y Simón Miguel- y los siete seglares sufrieron varios interrogatorios. Ante su negativa rotunda a blasfemar, los sacaron de la cárcel en grupos de a cuatro -en tres viajes de camioneta- atados de dos en dos, y los llevaron al cementerio de Azuaga, donde fueron martirizados en la madrugada del 22 de septiembre de 1936.
Quedaba vivo en la cárcel el P. Félix Echevarría. Según confesión de un miliciano, intentaron por todos los medios hacerle blasfemar (le dieron dos palizas y dos tiros en las piernas, le sacaron los dos ojos, le cortaron una oreja y al final la lengua). Al no conseguirlo, acabaron con él rematándolo a culatazos de fusil en la boca y en la cabeza. Después de cuatro horas de agonía, murió mártir como los otros compañeros, el 22 de septiembre.
 
Beato Félix Echevarría Gorostiaga
Nació en Ceánuri (Vizcaya). Eran seis hermanos de los cuales tres fueron religiosos franciscanos, uno de los cuales, Fray Luis, viviría los mismos trágicos acontecimientos. Murió a la edad de 43 años. A los once años ingresó en el Colegio Seráfico de Regla en Chipiona (Cádiz) para iniciar los estudios de seminario menor y continuar su formación franciscana emitiendo su profesión temporal el 6 de septiembre de 1909 y la solemne el 7 de septiembre de 1912. Fue ordenado sacerdote el 16 de julio de 1916 en el Santuario de Regla el día de la Virgen del Carmen. Terminado sus estudios pasó al convento de Vélez Málaga un par de años antes de volver a Lebrija. En abril de 1919 es nombrado rector y profesor del colegio seráfico, organista y maestro de coros a Chipiona hasta 1921 que la provincia traslada el seminario menor a Estepa. Al año siguiente regresa a Chipiona con los cargos de vicario de colegio, director de la orden franciscana seglar y da clase de formación teológica dogmática de sagrada escritura. Y luego a otros destinos. Destacó en su ministerio su capacidad intelectual para colaborar en la formación de los jóvenes, así como también en el ministerio de la predicación y en las misiones populares. Deseó ser misionero, y pasó a la Misión de Marruecos en 1933, si bien unas fiebres malignas le obligaron a regresar a España a los pocos meses, primero a Estepa y días más tarde, un poco repuesto, a Fuente Obejuna (Córdoba), para hacerse cargo de aquel convento como guardián hasta su martirio.
 
Beato José María Azurmendi Mugraza
Nació en Durango (Vizcaya). Estudió en el seminario menor de Chipiona emitiendo la profesión temporal el 23 de febrero de 1888 y la solemne el día 22 de julio de 1891. Fue ordenado sacerdote en Sevilla el 30 de mayo de 1896 y permanece en Chipiona. Cuando se abrió el convento de Fuente Obejuna en 1898, fue uno de los religiosos que formaron la primera fraternidad. Estuvo de misionero en Tierra Santa varios años y, tras diversos destinos, entre ellos en 1913 al colegio de Regla. A primeros de julio de 1936 recibió con gran alegría su destino a Fuente Obejuna. Su carácter afable destacaba especialmente para todos los que le conocieron. Murió a la edad de 66 años.
 
Beato Miguel Zarragua Iturrízaga
Nació en Yurreta (Vizcaya), emitiendo la profesión temporal el 7 de septiembre de 1890 en Chipiona y la solemne el 9 de setiembre de 1895. Estuvo destinado en la Misión de Marruecos durante 11 años. Regresado a España, destacó especialmente en su asistencia en Chipiona a los apestados al declararse la epidemia de gripe. En 1919 fue destinado al convento de Fuente Obejuna para encargarse de la sacristía con satisfacción de todos y con gran edificación de los fieles. Destacó su actitud humilde y su disponibilidad a la hora de realizar los servicios fraternos encomendados. Murió con 66 años.
 
Beato Francisco Jesús Carlés González
Nació en San Julián de Requejo (Pontevedra). A los quince años de edad ingresó en el Colegio de Misiones para Tierra Santa y Marruecos de Chipiona (Cádiz), emitiendo la profesión temporal el 28 de marzo de 1910 y la solemne el 12 de abril de 1913. Fue ordenado sacerdote en Córdoba el 2 de junio de 1917. Su primer destino fue el convento de Fuente Obejuna, y, tras un trienio, marchó como misionero a la Custodia de Tierra Santa, hasta su regreso a la Provincia en octubre de 1934 al Colegio de Chipiona. Al año siguiente pasó a residir en el convento en el que encontró la palma del martirio. Fue un religioso de gran tesón y solícito a la hora de cumplir con sus deberes pastorales. Murió con 42 años.
 
Beato Luis Echevarría Gorostiaga
El P. Luis Echevarría Gorostiaga, hermano del beato Félix que encabeza de este grupo de mártires, nació en Ceánuri (Vizcaya) el 25 de agosto de 1895. Siguiendo el ejemplo de su hermano Félix, ingresó en el Colegio de Misiones de Chipiona, emitiendo la profesión temporal el 13 de setiembre de 1913 y la solemne el 17 de septiembre de 1916 en Regla. Fue ordenado sacerdote el 29 de mayo de 1920 y tras permanecer dos años en Chipiona marcha a Puente Genil. Perteneció también a la Misión de Tierra Santa, en la que estuvo seis años. Ya experimentó todo el ambiente hostil a lo religioso durante su estancia en el convento de Vélez Málaga, con la quema de conventos, marchando primero a Coín y en 1933 al de Fuente Obejuna en calidad de vicario, encargándose de la Juventud Antoniana e Hijas de María y fundando la Biblioteca Popular. Su vida ejemplar fue un testimonio grande para los que lo conocieron.  Tenía 41 años cuando fue martirizado.
 
Beato Simón Miguel Rodríguez
Nació en Villalcampo (Zamora) el 23 de noviembre de 1912. Tenía dos tíos religiosos franciscanos en el Colegio de Misiones de Chipiona (Cádiz), y él, siguiendo su ejemplo, entró muy joven en el mismo Colegio y vistió por primera vez el hábito franciscano en calidad de postulante el 16 de enero de 1928 emitiendo la profesión temporal el 24 de junio de 1932 y la solemne el 26 de junio de 1935, emitida estando ya de morador en el convento de Fuente Obejuna. Destacó por su espíritu servicial y laborioso a la hora de desempeñar las tareas encomendadas dentro de la fraternidad. Le faltaban pocos meses para cumplir los 24 años de edad cuando murió.
 
Beato Antonio Sáez de Ibarra y López de Arcaute
Nació en Hijona (Álava), el 25 de marzo de 1914; lo bautizaron al día siguiente y le pusieron el nombre de Ruperto. Siendo aún niño sintió la vocación franciscana y respondiendo a la misma pidió la admisión en la Orden de Hermanos Menores. Hizo los años de postulantado en el convento de Estepa (Sevilla), y el 17 de enero de 1931 vistió el hábito franciscano en el noviciado de Lebrija (Sevilla), cambiando su nombre de pila por el de Antonio.
 Debido a la quema de conventos que tuvo lugar en mayo de 1931, se vio obligado a interrumpir su noviciado; más tarde, con dispensa apostólica y supliendo los días perdidos, pudo finalmente hacer su profesión simple el 26 de agosto de 1932. Inició sus estudios de Filosofía y Teología en Chipiona. Debió suspender sus estudios al declarársele una grave enfermedad en la garganta, siendo destinado al convento de Fuente Obejuna para disfrutar de las vacaciones veraniegas de 1936. Destacó especialmente en el canto, así como también por su alegría. Tenía 22 años cuando fue martirizado.
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