Viernes, 29 de marzo de 2024

Religión en Libertad

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Del lefebvrismo: breve reseña histórica

por Luis Antequera

 
            Se hace eco el diario que tan amablemente acoge a este columnista, Religión en Libertad, de la reunión que el próximo día 14 tendrá lugar entre el Vaticano y la máxima autoridad de los “lefebvristas”, Mons. Fallay, y a mí me parece un buen momento para conocer cuáles son los antecedentes de lo que se ha dado en llamar “cisma lefebvriano”, o por lo menos, “la cuestión lefebvriana”
 
            Pues bien, Marcel-François Lefebvre, el obispo que da nombre a la cuestión, nace en Tourcoing (Francia) un buen 29 de noviembre de 1905, hijo de René, fabricante textil, y de Gabrielle. Es el tercero de ocho hermanos, cuatro de los cuales y él mismo consagran su vida a Dios, lo que da fe del ambiente religioso reinante en la familia. Cursa estudios de filosofía y teología en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma y es ordenado sacerdote en 1929. Tras unirse a la Congregación del Espíritu Santo, marcha como misionero al Gabón. Reclutado como soldado durante la Segunda Guerra Mundial, en la que muere recluído en un campo de concentración su padre, al poco de terminar en 1947, es consagrado obispo, y nombrado legado apostólico para el África francófona, luego arzobispo de Dakar, y de vuelta en Francia en 1962, obispo de Tulle.
 
            Juan XXIII le llama para formar parte de la Comisión central preparatoria del Concilio Vaticano II, concilio en el que funda el Cœtus Internationalis Patrum, al que se adhieren 450 obispos, al objeto de defender lo que consideran la doctrina tradicional de la Iglesia, en notoria oposición con muchos de los conceptos que se abrían paso ya en el seno la Iglesia como consecuencia del Concilio. Es uno de los setenta votos contra la Declaración Dignitatis Humanae, de la que objeta principalmente los conceptos relativos a la libertad religiosa.
 
            En 1971 funda en Friburgo (Suiza) la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, con parecida línea doctrinal a la que había defendido en el Vaticano II. Trasladada a Écône, también en Suiza, Lefebvre es conminado a disolverla en 1976, a lo que responde, a pesar de recibir una monición canónica en contrario, ordenando a un grupo de sacerdotes, lo que le hace acreedor el 22 de julio de 1976 a la suspensión a divinis, que sin ser todavía una excomunión, impide entre otras cosas conferir órdenes, escuchar en confesión, etc..
 
            En 1986, Lefebvre, contrariando ahora la suspensión a divinis, da un paso adelante y consagra cuatro obispos, a saber, Bernard Fellay [el que el próximo 14 de febrero se reunirá con el Papa], Bernard Tissier de Mallerais, Richard Williamson y Alfonso de Galarreta, lo que le vale esta vez la excomunión latae sententiae, pronunciada por el Papa Juan Pablo II mediante el motu proprio “Ecclesia Dei”, de 2 de julio de 1988, en el que podemos leer entre otras cosas las siguientes:
 
            “La Iglesia de Dios con gran aflicción ha tenido conocimiento de la ilegítima ordenación episcopal que el arzobispo Marcel Lefebvre confirió el pasado 30 de junio, de forma que han resultado inútiles todos los esfuerzos realizados desde hace años para asegurar la comunión da la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X, fundada por el mismo reverendísimo monseñor Lefebvre, con la Iglesia”.
 
            “Ese acto ha sido en sí mismo una desobediencia al Romano Pontífice en materia gravísima y de capital importancia para la unidad de la Iglesia, como es la ordenación de obispos, por medio de la cual se mantiene sacramentalmente la sucesión apostólica. Por ello, esa desobediencia -que lleva consigo un verdadero rechazo del Primado romano- constituye un acto cismático. Al realizar ese acto, a pesar del monitum público que le hizo el cardenal Prefecto de la Congregación para los Obispos el pasado día 17 de junio, el reverendísimo Mons. Lefebvre y los sacerdotes Bernard Fellay, Bernard Tissier de Mallerais, Richard Williamson y Alfonso de Galarreta [los cuatro obispos consagrados por Lefebvre a los que el documento, como se ve, no reconoce el trato de obispos], han incurrido en la grave pena de excomunión prevista por la disciplina eclesiástica”.
 
            En situación tal, se produce el fallecimiento de Lefebvre el 25 de marzo de 1991. En cuanto a los otros cuatro excomulgados, han de pasar casi dieciocho años hasta que el 24 de enero de 2009, siendo Papa Benedicto XVI, el mismo que como Cardenal Ratzinger se reuniera el 24 de mayo de 1988 con Lefebvre para requerir su sumisión a Roma iniciando el proceso que conduciría a la excomunión, les es levantada ésta, cosa que se hace mediante el Decreto de levantamiento de la excomunión latae sententiae a los cuatro obispos de la fraternidad sacerdotal San Pío X, firmado por el Cardenal Giovanni Battista Re, Prefecto de la Congregación para los Obispos. En dicho decreto leemos:
 
            “Con una carta del 15 de diciembre de 2008 enviada a su Eminencia el señor cardenal Darío Castrillón Hoyos, presidente de la Comisión pontificia «Ecclesia Dei», monseñor Bernard Fellay, en su nombre y en el de los otros tres obispos consagrados el 30 de junio de 1988 [como se ve, en este texto sí se les reconoce la dignidad de obispos], volvía a solicitar el levantamiento de la excomunión latae sententiae declarada formalmente con un decreto del prefecto de esta Congregación para los Obispos que lleva fecha del 1 de julio de 1988. En la mencionada carta, monseñor Fellay afirma, entre otras cosas: «Estamos siempre firmemente determinados en la voluntad de permanecer católicos y de poner todas nuestras fuerzas al servicio de la Iglesia de nuestro Señor Jesucristo, que es la Iglesia católica romana. Aceptamos sus enseñanzas con espíritu filial. Creemos firmemente en el primado de Pedro y en sus prerrogativas, y por ello nos hace sufrir mucho la situación actual».
            Su Santidad Benedicto XVI, paternalmente sensible al malestar espiritual manifestado por los interesados a causa de la sanción de excomunión y confiando en el compromiso, expresado por ellos en la citada carta, de no escatimar esfuerzo alguno para profundizar en las cuestiones aún abiertas en las necesarias conversaciones con las autoridades de la Santa Sede, a fin de llegar rápidamente a una solución plena y satisfactoria del problema planteado en un principio, ha decidido reconsiderar la situación canónica de los obispos Bernard Fellay, Bernard Tissier de Mallerais, Richard Williamson y Alfonso de Galarreta, que se produjo con su consagración episcopal”.
 
            Y más adelante:
 
            “Por las facultades que me han sido concedidas expresamente por el Santo Padre Benedicto XVI, en virtud del presente Decreto, levanto a los obispos Bernard Fellay, Bernard Tissier de Mallerais, Richard Williamson y Alfonso de Galarreta la censura de excomunión latae sententiae declarada por esta Congregación el 1 de julio de 1988, y declaro sin efectos jurídicos a partir del día de hoy el Decreto entonces publicado.
 
            Un gesto, el del levantamiento de la excomunión, que podría completarse el próximo mes de septiembre con la reunión que anuncia Religión en Libertad entre el Papa Benedicto XVI y Mons. Fellay, actual superior general de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X y máxima autoridad en el seno del lefebvrismo.
 
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