Jueves, 28 de marzo de 2024

Religión en Libertad

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2 de la madrugada del 29 de julio, a dos km de Cervera

por Jorge López Teulón

El padre José María Alba, S.I. (+2002) fue el fundador de la Unión Seglar de Barcelona. Uno de los sacerdotes que trabajaron con empeño junto a él fue el padre Manuel Martínez Cano, M.C.R. Él mismo escribe este artículo de un paisano suyo, el beato Fray Elías María Garre Egea, uno de los doce carmelitas salvajemente masacrados con la llegada de las primeras horas del día 29. Fueron beatificados en la Plaza de San Pedro del Vaticano, el 28 de octubre de 2007.
 
Beato Fray Elías María Garre Egea
Fray Elías nació en Lorca (Murcia) el 19 de octubre de 1909. Fue bautizado en la parroquia de San Mateo (yo también) con los nombres de Ginés, Francisco de Borja del Sagrado Corazón. También fue confirmado en mi pueblo. Era el tercero de cinco hermanos, frutos del amor del cristianísimo matrimonio de D. Ginés Garre, oficial de la Guardia Civil y Doña María Soledad Egea, mujer piadosísima y muy bondadosa. Siendo aun pequeño Ginés, su padre es destinado a Barcelona.
El niño ingresó en el colegio de los Carmelitas Descalzos de la ciudad condal, donde hizo su primera comunión. Era muy piadoso y aplicado en el estudio. Cariñoso con sus hermanos y siempre respetuoso y obediente a sus padres. De joven llamaba la atención por su agraciado físico, elegancia y modestia. De exquisita sensibilidad rehuía todo lo mundano y buscaba la vida retirada y las prácticas religiosas. Comulgaba frecuentemente. Nunca se le vio enfadado y, aunque era de carácter pacífico, lo característico de su personalidad era la firmeza en sus decisiones.
Trabajó un tiempo de dependiente, pero como no le gustaba, sin acudir a ninguna academia se hizo sastre modisto. Trabajaba para particulares porque así le quedaba tiempo para sus prácticas piadosas y cultivar su amistad con los Carmelitas Descalzos. El servicio militar lo hizo en Tetuán, donde enfermó, y en Melilla. A los 24 años de edad, decidió abandonar el mundo y abrazar la vida religiosa. No eran aquellos los tiempos más favorables para hacerse religioso. Entrar en un convento era hacerse candidato al martirio. Vistió el hábito de postulante el 4 de septiembre de 1935 en el convento de Barcelona. Y con el hábito recibió el nombre de Fr. Juan de la Cruz. Sus destinos fueron Olot, Tárrega, Barcelona y, de nuevo Olot.
En todos los conventos ejerció su oficio de sastre, confeccionando hábitos para los frailes. Siempre se le veía trabajar con mucha alegría. Comenzó su noviciado el 27 de abril en Tárrega. Y en esta ocasión, cambió su nombre por el de Fr. Elías María. Aquí le visitó su hermano y le pidió que volviera con él a casa porque la revolución anticristiana avanzaba a pasos agigantados. La respuesta fue contundente: “No; eso no. Yo estoy aquí muy contento y no me marcho”. El 21 de julio de 1936, la comunidad de Carmelitas Descalzos de Tárrega tuvo que abandonar el convento. Mi paisano se refugió en la casa de don José Alsina, en la calle Ponent, 19.
Con la misma fortaleza que abrazó la vida religiosa, acató la voluntad del prior que no le dio permiso para marcharse andando por aquellos campos erizados de peligros. La mañana del 28 visitó con mucha alegría al P. Anastasio Mª Dorca. Aquella misma tarde fue apresado con todos sus compañeros de Comunidad y conducido al Comité del pueblo. El arcipreste de Tárrega, Rvdo. D. Jaime Serra Torrent, describe lo que sucedió aquellos días:
La Providencia nos tenía destinado para tener que presenciar y vivir la gran catástrofe, la sangrante y terrible persecución que han sufrido las iglesias, los sacerdotes y todo lo que sabía a religioso, y en la que fueron sacrificados, no por otra cosa, sino por odio al sacerdocio y a la religión, cinco sacerdotes compañeros, los doce frailes del Carmen y seis escolapios de esta ciudad. Total veintitrés víctimas que seguían la suerte del Maestro y que de Él recibieron el premio”.
Cuando los enemigos de Cristo y la Iglesia se presentaron en el convento de los Carmelitas, el P. Ángel Mª Prat les dijo: “¿Qué vais a hacer con nosotros? ¿Matarnos? Si es así, matad sólo a los mayores; dadme a mi todas las muertes que queráis, pero dejad a estos pobres jóvenes, que les están esperando en sus casas”. Sobre las once y media del día 28 llegó un camión a la puerta del cuartel de milicias. Hicieron subir a él a los doce carmelitas, entre empujones, palabrotas, blasfemias y culatazos de fusil. En el mismo camión iban milicianos armados de Tárrega, entre ellos algunos conocidos por vecinos que oyeron y presenciaron, ocultos tras las persianas del balcón, todo lo antes referido. Poco después pusieron el camión en marcha, seguido de un turismo. Hicieron correr el rumor de que los llevaban a Igualada o Barcelona.
Víctimas de un verdadero holocausto
Serían como las dos de la madrugada del 29 de julio cuando, atados de dos en dos, los bajaron en el “Clot dels Aubens”, a dos kilómetros de la ciudad de Cervera, y allí fusilaron a los doce, echándoles en un estercolero y rociándoles después de gasolina y prendiéndoles fuego.
Junto a la hoguera donde ardían los mártires ,un miliciano explicó a Juan Bravo y Santiago Fábregat, entre frases injuriosas contra los inmolados, cómo los habían matado a tiros a la derecha del camino, amontonándolos después en un estercolero a la izquierda del mismo, rociándoles con gasolina y prendiéndoles fuego. Estuvieron presenciando un rato la cremación, y el mismo testigo Juan Bravo pudo oír cómo alguno aún se quejaba en los estertores de la muerte. También vieron cómo al que estaba encima del montón -de buena talla, traje azul y zapato marrón- se le prendía la pantorrilla, quedando el hueso al descubierto.
No sabemos todas las circunstancias y detalles del martirio de los carmelitas, pues una de las consignas de los enemigos de Dios era que se hicieran en la clandestinidad más absoluta. Pero se sabe que primero intentaron matarlos junto al cementerio; que les robaron, pues aparecieron las maletas descerrajadas y abiertas en el sitio donde los fusilaron; que los mataron amarrados de dos en dos, Colocándolos a unos sobre otros, y que el que estaba encima del montón era el P. Ángel Mª Prat, Prior de la Comunidad.
Doña Concepción Tomás de Bosquet, que el día 29 de julio iba a la era y se cruzó con dos milicianos que volvían del “Clot dels Aubens” de ver la cremación, les oyó decir: “Hay que ver cómo se resistían a dejarse quitar los Crucifijos”. Y sor Margarita Fargas, que se encontraba en el Hospital de Cervera la noche de los asesinatos, afirma que dos individuos que estaban de guardia en el mismo Hospital fueron a ver lo que pasaba. Al volver refirieron que los carmelitas se animaban unos a otros diciendo: “¡Viva Cristo Rey!” Este fue el rumor que se corrió también por Tárrega por aquellos días, añadiendo que los Padres Ángel M." Prat y Eliseo Mª Maneus exhortaban y animaban a los más jóvenes.
Con los cadáveres de los siervos de Dios se ensañaron de una manera inconcebible, satánica. No sólo la madrugada que los mataron, sino también en días sucesivos repitieron las cremaciones, alimentando con gavillas la hoguera. Esta duró más de tres semanas, por haber unos quince carros de estiércol y estar mojado por abajo para que se pudriera. Un día después apareció en medio del camino una cabeza con los sesos estrellados por una grande piedra. Hubo quien enseñaba las balas con que habían sido asesinados.
Nadie les dio sepultura. Obligados por las protestas de los vecinos que temían una infección, mandó el Ayuntamiento a dos basureros con el carro de la basura. Pero se negaron a cargar los restos, diciendo: “Quienes han hecho la fechoría que se lleven los muertos”. Los perros venían a cebarse en los cadáveres. Un día apareció una pierna, quemada y medio comida por los animales, en una casa de campo. Pasado como un mes, el dueño del estercolero recogió los restos, junto con el estiércol, y los esparció como abono en una viña de su propiedad.

 En la lápida puede leerse: "En éste lugar,la madrugada del 29 de Julio de 1936,recibieron la palma del martirio los Doce Carmelitas de la comunidad de Tàrrega,Padre Àngel M.Prat y compañeros,beatificados en Roma el día 28 de octubre de 2007. En Memoria de la beatificación

Los doce carmelitas Descalzos de Tárrega fueron asesinados en Cervera, ciudad donde se cebó el furor antirreligioso y el odio satánico. Allí fueron inmolados 116 sacerdotes y religiosos por odio a Cristo y a su Iglesia.
Interceded por nosotros, innumerables mártires de España.

Estos son sus nombres
El día 28 de julio de 1936, fueron apresados doce religiosos en la comunidad carmelita de Tárrega (Lérida):
·         P. Ángel M. Prat Hostench, Prior;
·         P. Eliseo M. Maneus Besalduch, maestro de novicios;
·         P. Anastasio M. Dorca Coromina;
·         P. Eduardo M. Serrano Buj;
·         Fr. Pedro Mª Ferrer Marín, clérigo;
·         Fr. Andrés M. Solé Rovira, clérigo;
·         Fr. Miguel M. Soler Sala, clérigo;
·         Fr. Juan M. Puigmitjá Rubió, clérigo;
·         Fr. Pedro-Tomás M. Prat Colldecarrera, clérigo;
·         Fr. Eliseo M. Fondecara Quiroga, hermano;
·         Fr. José M. Escoto Ruiz, novicio, y
·         Fr. Elías M. Garre Egea, novicio.
 
Como nos narraba el P. Martínez Cano, todo el grupo fue martirizado a la vez. Según los testigos, todos murieron gritando “¡Viva Cristo Rey!”.
Beato Padre Ángel María Prat Hostench
Nació en Banyoles (Gerona), 1898. Después de estudiar en Banyoles, recibió su formación carmelitana en Olot (1908), Onda y Caudete. Profesión religiosa simple (1912) y solemne (1916), ordenación sacerdotal (Gerona, 1918). Destinos: Seminario Menor carmelita de Olot donde fue rector entre 1923 y 1926, Prior de Olot (1926 y 1932), prior de Tárrega (1929; 1933-1936) y director del Centro de Propaganda de la Orden en Cataluña (1935-1936). Buen religioso, observante y obediente. De acuerdo con su carisma era predicador, muy devoto de la Madre de Dios. Era hombre de fe, piadoso y apostólico. Fue muy querido por todos por su carácter paternal y caritativo, bondadoso y acogedor, abnegado y alegre.
Detenido con los demás religiosos y consciente de que los llevaban hacia la muerte, dijo: “Dame a mi todas las muertes que queráis, pero dejad a estos pobres jóvenes”. Una vez en el lugar martirial, Clot del Aubins de Cervera, animó a sus compañeros en el martirio, fieles a Cristo hasta el último momento. Él fue el último mártir en el martirio colectivo de los carmelitas de Cervera. Tenía 38 años de edad y 24 de vida religiosa.
 
Beato Padre Eliseo María Maneus Besalduch
Nació en San Mateo (Castellón), 1896. Formación religiosa en Olot (1910), Onda y Caudete. Profesión religiosa simple (1915) y solemne (1919), ordenación sacerdotal (Orihuela, 1921). Destinos: Onda, Brasil (1921), Barcelona y como maestro de novicios en Tárrega (1934-1936).
Era un santo religioso, muy obediente y observante, gran devoto de la Virgen Santísima. Muy piadoso y de fe viva. Vivía un amor apasionado a Dios y al prójimo. Su deseo era “reunir un buen grupo de personas dedicadas a los Corazones sedientos de amor”. Muy devoto de la Eucaristía, el 6 de junio de 1934 ya se jugó la vida para salvar la Sagrada Eucaristía de las posibles profanaciones de unos incendiarios. Pasaba largas horas junto a Jesús Sacramentado. Bondadoso, pacífico, humilde, muy sencillo, jovial, laborioso y muy servicial, se hacía querer.
Su ideal desde muy joven, era ser mártir. Cuando lo detuvieron animaba a sus compañeros a sufrir por Cristo. Padeció el martirio colectivo de los carmelitas en Cervera. Tenía 40 años y 24 de vida religiosa.
 
Beato Padre Anastasi María Dorca Coromina
Nació en Santa Margarida de Rianya (La Garrotxa) en 1907. Estudios religiosos en: Olot (1922), Onda, Caudete, Ntra. Sra. del Henar (Segovia) y Roma. Profesión religiosa simple (1925) y solemne (1928), ordenación sacerdotal (Roma, 1931). En Roma se doctoró en Teología. Destinos: Cracóvia (Polonia) y como profesor de teología y prefecto de estudiantes en Olot.
Buen religioso carmelita, observante, obediente, piadoso y devoto del Escapulario del Carmen. Destacaba por su amor al estudio y las almas. Este religioso, escritor humilde y amable, era a la vez valiente en la defensa de la fe que salva: “Hemos de tener fortaleza para defender privadamente y públicamente nuestra fe”. En particular, con una sana sociología y defendiendo la doctrina social de la Iglesia, siguiendo la doctrina pontificia, procuraba el bien de obreros y pobres.
En el año 1936 predicó las Fiestas del Carmen en Tárrega. Allí fue detenido. Murió confesando su fe. Fue mártir en el martirio colectivo de los carmelitas en Cervera. Tenía 29 años y 11 de vida religiosa.
 
Beato Padre Eduardo María Serrano Buj
Nació en Villarluengo (Teruel) en 1912. Estudios en Olot (1923), Onda, Caudete, Roma. Profesión religiosa simple (1928) y solemne (1935), ordenación sacerdotal (1935). Destinos: Olot, profesor de Teología en Tárrega (1935-1936). Personalidad muy humana, sencilla, tranquila, alegre, melómana y comunicativa. Buen religioso carmelita, de mucha vida interior, hombre de estudio y oración. Muy eucarístico y mariano. Tenía bondad y voluntad firme. Era servicial, abnegado y apostólico.
Tenía el ideal de ser mártir. Así, por ejemplo, en el año 1932 pedía el don de ciencia “para que conociendo más la verdad supiéramos defenderla si era necesario con la sangre”. Cuando lo detuvieron en la casa donde se escondía, no opuso resistencia. Tenía 24 años y 8 de vida religiosa.
 
Beato Fray Pedro María Ferrer Marin
Nació en Mataró, 1909. Después de una formación inicial y de actividades caritativas, realizó sus estudios en Olot (1932) y en Tárrega (1934-1936). Religioso profeso en 1935.
Buen religioso carmelita, obediente, observante, austero. Bondadoso y con dominio de sí mismo, humilde, con gran fe y caridad. Persona de mucha oración -Jesús era su amado-, penitente y apostólico. Tenía especial devoción a la Sagrada Eucaristía y a la Virgen del Carmen. Exigente consigo mismo, era condescendiente y servicial con los otros. Muy caritativo, se interesaba por el bien integral de las personas, tanto material como espiritual.
El P. Xiberta les recordó a él y a sus compañeros en la exhortación previa a su profesión religiosa, que “en aquellas circunstancias pedir la profesión equivalía a pedir la corona del martirio”. Pero, Fray Pedro estaba dispuesto a morir por su Amado y muchas veces dijo: “Si Dios me pide la vida de buen grado la daré. No hay gloria más grande que dar la vida por Él”. Fue mártir en el martirio colectivo de los carmelitas de Cervera. Tenía 27 años y un año de vida religiosa.
 
Beato Fray Andrés María Solé Rovira
Nació en el Vendrell en 1918. Formación religiosa en Olot (1928), Villareal (Castellón) y finalmente Tárrega, donde hace su profesión religiosa en el año 1935. Buen religioso carmelita. Aunque joven, era una persona muy madura y virtuosa. Persona bondadosa, piadosa y mortificada. Mientras que en el trabajo era recogido, en los momentos de asueto demostraba poseer muy buen humor. En el ámbito académico era el más destacado de los novicios. “Cada día no se presentaba en clase sin saberse la lección y sin los temas preparados”. Sobre el aprendizaje de la doctrina cristiana decía lo siguiente: “Recuerda que el libro principal sin el cual no puedes saber ni cumplir el fin para el cual hemos estado creados es el catecismo”.
Fray Andrés dijo que si fuera necesario daría su vida por Cristo, y que nunca apostataría de su fe y de su condición religiosa. Tenía 18 años y un año de vida religiosa.
 
Beato Fray Miguel María Soler Sala
Nació en Olot en 1919. Formación religiosa en Villareal (1929), Olot y finalmente en Tárrega, donde el año 1935 hizo profesión religiosa simple. Carmelita ejemplar, muy mariano y de vocación probada. Bondadoso, de carácter firme, contante, alegre, de excelentes dotes musicales, era comunicativo y jovial. Estudiante piadoso y aplicado.
Dispersada la comunidad, él y Fray Pedro María Ferrer pidieron permiso para marchar a pie, campo a través, junto a sus familias. Aceptaron dócilmente la negación de este permiso, quedándose en el domicilio donde estaban refugiados. Renunciaron, por obediencia a lo que pensaban que podría ser su salvación. Tenía 17 años y un año de vida religiosa.
 
Beato Fray Juan María Puigmitjà Rubió
Nació en Olot, 1919. Formación religiosa en Villareal (1929), Olot y finalmente en Tárrega, donde tuvo lugar su profesión religiosa simple (1935). Era muy feliz siendo religioso: “soy feliz y estoy muy contento”. Religioso carmelita muy fiel, de consciencia recta y buen corazón, de genio fuerte y al mismo tiempo candoroso y sencillo. Estudiante piadoso, aplicado y diligente.
Estaba dispuesto a ser mártir. El 14 de julio de 1936, escribió: “Si es necesario verter mi sangre, lo haré”. Tenía 17 años y un año de vida religiosa.
 
Beato Fray Pedro Tomás Prat Colldecarrera
Nació en Vall de Vianya (La Garrotxa) en 1919. Formación religiosa en Villareal (1931), Olot, Tárrega (1934-1936). En Tárrega estudió el primer año de Filosofía (1935-1936) e hizo su primera profesión religiosa (1935). Buen religioso carmelita. Era bondadoso. Persona piadosa y muy devota del Santísimo Sacramento del Altar. Siempre contento y alegre, expansivo. Era un estudiante aplicado y muy mañoso en los trabajos manuales. Tenía 16 años y un año de vida religiosa.
 
Beato Fray Eliseo María Fontdecava Quiroga
Nació en Portbou, 1881. En el año 1934 ingresó en la Orden Carmelita. Recibió su formación religiosa en Tárrega, donde profesa el año 1935. Fue el cocinero y el limosnero de la comunidad.
Era pariente de Fernando Casares Quiroga, que fue presidente del Consejo de Ministros, y también del Cardenal Quiroga Palacios. Buen religioso y muy devoto de la Virgen Santísima. Un hombre franco y de buen trato, afable y simpático. Su innata humildad le inclinaba a los trabajos más humildes. Laborioso, abnegado y servicial. Tenía 45 años y un año como religioso profeso.
 
Beato Fray José María Escoto Ruiz
Nació en Aguascalientes (Méjico) en 1878. Su nombre de pila era Gabriel. En el año 1926, a la edad de 48 años se casó con Rosa Orozco Morales. Después, ambos esposos, de común acuerdo, decidieron abrazar juntos la vida religiosa. El año 1935, obtuvieron el indulto apostólico para poder cumplir su propósito. Ella se hizo religiosa y él ingreso como religioso de la orden carmelita.
Formación religiosa: Postulante en Tárrega (1935) y Olot (1935), novicio en Tárrega (1935-1936). Su ideal era llegar a la profesión religiosa y consagrarse a Dios, pero murió dos meses antes de poder hacer realidad su sueño.
Era una persona de alma madura. Buen religioso. Se dedicaba a las tareas más humildes como barrer, lavar platos… Vivía muy contento de ser religioso carmelita. Su carácter era dulce, sonriente y amable. Piadoso, fervoroso y recogido. Solicitó tener diariamente una hora extraordinaria de adoración delante el sagrario.
En el momento del martirio animaba a sus compañeros. Murió a la edad de 58 años y diez meses de noviciado.
[Sobre estas líneas, altar del Convento de los PP. Carmelitas de Tárrega, donde se venera la urna con las reliquias de los mártires].
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