Miércoles, 24 de abril de 2024

Religión en Libertad

El ultimátum se prorroga tres días

Las tres medidas de un obispo cuando un hospital que se dice católico practica abortos

El caso del Hospital San José de Phoenix no es el primero ni el único, pero si paradigmático de una respuesta contundente.

C.L./ReL

San José con el niño en brazos en el St Josephs Hospital.
San José con el niño en brazos en el St Josephs Hospital.
La dirección del St Joseph´s Hospital de Phoenix (Arizona, Estados Unidos) tiene tres días más para rectificar su política sobre el aborto y ofrecer garantías al respecto (entre otras, admitir que el Comité Nacional Católico de Bioética les imparta cursos de formación), o el centro perderá la condición de católico. El titular de la diócesis de Phoenix, Thomas J. Olmsted, ha retrasado del 17 al 21 de diciembre su decisión última, en un intento de reconducir una situación que se presenta en diversas instituciones sanitarias en todo el mundo donde la Iglesia tiene presencia propia: hay algunas que suprimen embarazos contra las directrices morales que los enfermos presumen de aplicación.

En el caso que nos ocupa, se trata de un feto de once semanas que en noviembre del año pasado fue eliminado porque la continuidad del embarazo podía poner en riesgo la vida de la madre, que padecía un problema de hipertensión pulmonar. «Creemos que toda vida es sagrada. En este caso hemos salvado la única vida que podíamos salvar, que era la de la madre», alegó el comité médico con el voto a favor de una religiosa, Margaret Mary McBride, que fue excomulgada por ello.

«La resolución del comité es inaceptable porque desprecia mi autoridad y mi responsabilidad para interpretar la ley moral y para enseñar la fe católica como sucesor de los apóstoles», contestó monseñor Olmsted en una carta filtrada a través de los medios locales. En efecto, la doctrina católica, aunque autoriza en algunos casos intervenciones terapéuticas para salvar la vida de la madre que puedan poner en peligro la vida del feto como consecuencia indirecta y no buscada, no autoriza nunca la muerte directa del feto en previsión de los problemas que el desarrollo natural del embarazo pueda provocar, como era el caso que se ventiló en el Hospital San José.

¿Qué medidas adoptará el obispo de Phoenix si no obtiene respuesta positiva en los tres días de prórroga? Similares a las que adoptó Robert F. Vasa, de Baker (Oregón), con el St Charles Medical Center de Bend, que se había «apartado gradualmente» de las directrices católicas sobre la protección de la vida del ser humano por nacer.

A saber: 1) se retirará el Santísimo Sacramento de todas las capillas del Hospital San José; 2) se prohibirá celebrar misa en las capillas del centro; 3) se advertirá a todos los fieles, a través de la prensa local y de los órganos de la diócesis, de que la institución ya no puede recibir el calificativo de católica.

Obviamente, recalca monseñor Olmsted, y como en cualquier otro hospital, católico o no, los enfermos que lo requieran recibirán la asistencia sacramental de los sacerdotes de la diócesis.

En el caso de Oregón, monseñor Vasa no obtuvo lo que pedía y el hospital dejó oficialmente de ser católico. Sólo permanecieron, como signos externos visibles, el mismo nombre del centro y la cruz que lo coronaba. Ahora en Arizona puede pasar lo mismo. La solución, paradójicamnte, llegará a tres días de la Nochebuena.
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