Viernes, 19 de abril de 2024

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"El fracaso de una utopía. De Stalin a Mao" de Fernando Paz

Este, por ahora ,último libro del joven historiador Fernando Paz Cristóbal "El fracaso de una utopía. De Stalin a Mao", confirma la reconocida trayectoria del autor tratando de forma clara, precisa , sencilla, pero que a la vez denota el considerable esfuerzo de investigación del estudioso al tratar un tema del más alto interés de modo antitético con los prejuicios.

Angel Maestro



Una descriptiva a la vez que enjundiosa historia de los crímenes comunistas a través de las cimas del terror rojo: la Unión Soviética, la China maoísta y Camboya. En la primera, la de mayor duración desde 1917 hasta 1991, en la segunda la de mayor número de víctimas, sobrepasando cuantitativamente lo que parecía imposible de superar desde el triunfo bolchevique, y en la tercera la del mayor exterminio proporcional de población alguna en el mundo.
 
Sin embargo el secretario general del Partido Comunista de España ha afirmado que “los comunistas no tienen que pedir perdón por nada”. En la esclarecedora y extraordinaria nota previa de la obra, que rebasa con mucho el mero carácter de nota por la exposición de reflexivas consideraciones,  entre otras  podía destacarse una fundamental al menos en la Ex–paña de hoy. La relativa a la deserción por cobardía de aquellos que deberían haber puesto freno a los desmanes de esa manipulación respecto a los crímenes del comunismo en la actual falsificación histórica de colosales dimensiones desde un triple frente político-mediático-judicial.

Nota en la que afirma una verdad sin prejuicios, la de recordar que los comunistas tienen razón cuando se niegan a ser comparados con los nacional socialistas alemanes, y es porque el porcentaje de crímenes es entre diez y quince veces superior al de estos. Que envolvieran dichos crímenes, afirma certeramente el autor, en los consabidos buenos propósitos milenaristas no les exime de su responsabilidad, sino que aún la agudiza, porque añade al delito la mentira.

La URSS
La parte más extensa de esta interesante obra, entre lo más esclarecedor que se haya escrito sobre el particular en España, va dedicada a la URSS, con una pormenorizada disección de lo que fue la vida en el reino de Lenin, fundador y exegeta del terror. Aún siendo repetitivo hay que insistir en ese papel pionero de Lenin a quien corresponde la primacía en su puesta en funcionamiento, aunque Stalin lo perfeccionaría y ampliaría en magnitudes muy superiores.



La descripción del terror no simplemente estaliniano sino inherente al sistema mismo se presenta de forma nítida y prístina. También hay que reiterar que el mismo espíritu de exterminio de los enemigos de clase, de destrucción de una sociedad y el lastre sobre generaciones no era privativo de Stalin y de su crueldad. Similares proyectos albergaban los Bujarin, Radek, Kamenev, Zinoviev, Rakovski, Piatakov......Era una característica intrínseca del sistema.

Apretada y enjundiosa síntesis la realizada por el autor no sólo sobre el terror, sino las consideraciones sociológicas sobre la sociedad soviética, de ahí un valor añadido más a la enjundiosa obra. La vida privada y los niños en la URSS, la religión y el sexo, abundan respecto a lo anteriormente expuesto.

En lo relativo al terror, la purga del Ejército Rojo, la violencia sobre el campesinado, la aplicación sistemática de la tortura constituyen una descripción de la aplicación científica del mismo ; terror no fruto de situaciones pasionales y esporádicas, sino obediente a una aplicación fría y racional del mismo. La obra adquiere su carácter más trágico y esremecedor en las terribles descripciones sobre el canibalismo originado por las colosales hambrunas , canibalismo que llega al extremo de practicarse de padres con niños. Y los presos del GULAG sobreviviendo con la ingestión de la carne de presos muertos.

Hoy en la Rusia actual, donde existe mayor libertad  en lo informativo que en algunos países occidentales, se reconoce la verdad de tales aberraciones. Frente a la negación durante decenios de su existencia, no ya por los partidos comunistas, sino por tantos colaboracionistas ,conscientes unos y estúpidos y necios tantos otros.

El  autor pone de manifiesto un buen conocimiento  del interior de la nomenklatura estaliniana, de sus intimidades, particularidades, cobardías y servilismo hacia Stalin, lo que se pone de relieve en el capítulo “Tras las murallas del Kremlin.

China
En la parte dedicada a China adquiere un relieve especial, único, la figura de Mao Tse-tung, Mao Zedong en la nueva grafía, a quien le cabe el horror de haber superado a su admirado Stalin en el número de muertes causadas por el sistema comunista.

Fernando Paz, en esta parte de la obra, menos extensa que la dedicada a la Unión Soviética, pero no por ello menos interesante, describe de modo certero los antecedentes y la historia de quien posee la cifra más elevada en la historia de los crímenes del comunismo.

Lo artero de la personalidad de Mao se pone de relieve en la campaña de las Cien Flores, el engaño de los intelectuales que una vez más creyeron en la sinceridad del pensamiento maoísta, que proclamaba que cien escuelas del pensamiento contiendan, mientras  “el gran timonel”, como relata Paz, decía : “Un día el castigo caerá sobre ellos”, manifestando a su círculo íntimo que estaba largando el sedal para pescar un pez bien gordo.


Donde alcanza el paroxismo el régimen maoísta, relegando a Stalin a un segundo puesto en la cifra de los crímenes del comunismo, lo representa “El gran salto adelante”, 19581961, produciendo la mayor hambruna de la historia, con la repetición pero aún en mayor escala del canibalismo y del canibalismo familiar, de la Ucrania de los años 30. El número total de víctimas del período maoísta del gran salto adelante puede ascender a treinta y ocho millones de personas.

Hoy en la actual China, aunque con cierta y excesiva circunspección se comentan los ”errores “ de Mao, del que se reconoce oficialmente que tuvo un treinta por ciento de errores, pero se exponen cada vez con mayor intensidad los crímenes y desastres, especialmente de la Revolución Cultural, que supuso para China el mayor desastre de su milenaria historia. Así se reconoce incluso en ámbitos cada vez menos privados por funcionarios y diplomáticos del régimen chino.

Ante la obra de Mao resulta forzoso preguntarse el porqué del terror y la miseria, el sufrimiento y la muerte del pueblo chino. El gran depredador fue un luchador incansable y tenaz en la consecución de la utopía, de la utopía fracasada . La popular escritora china Jung Chung, le retrata muy acertadamente al describirle como quien había comprendido la índole de instintos humanos cual la envidia y el rencor y había sabido explotarlos para conseguir sus propios fines. Para nuestra opinión presenta similitudes con Stalin al despertar el odio entre las personas, presentando además una característica peculiar , la instauración del imperio de la ignorancia, animando a la destrucción de las clases cultivadas, su antipatía a la educación, junto a su megalomanía al despreciar las grandes figuras de la cultura china , cultura que nunca comprendió como la arquitectura,  el arte, la música y de la historia china. Entre los escasísimos personajes admirados por Mao, figuraba el emperador Shih -Huang ti ( Qin shi), antecesor de Mao en la crueldad y la destrucción de la cultura clásica.

Camboya
Al tratar de Camboya se ofrece una especial particularidad, simbiosis entre comunismo extremadamente fanático y locura; con consecuencias terribles para la población camboyana, constituyendo una trágica marca porcentual en las tragedias de la humanidad.  Aproximadamente un tercio de la población de Camboya , en un país de unos siete millones de habitantes, fue exterminado por esa simbiosis de locura y fanatismo por el criminal Pol Pot –quien murió sin haber sido juzgado -, y sus secuaces los jemeres rojos. El exterminio brutal alcanzó proporciones inauditas inmersas además en la más terrible crueldad, expuestas con toda claridad en la obra. Se asesinaba a la gente por llevar gafas, a golpes de palos en la cabeza por ahorrar balas, y también por ahorrar gas -oil en las máquinas excavadoras, se les arrojaba en las fosas cubriéndolos de tierra con palas y azadones a las víctimas, a menudo aún vivas.

Este, por ahora ,último libro del joven historiador Fernando Paz Cristóbal “El fracaso de una utopía. De Stalin a Mao”, confirma la reconocida trayectoria del autor  tratando de forma clara, precisa , sencilla, pero que a la vez denota  el considerable esfuerzo de investigación del estudioso al tratar un tema del más alto interés de modo antitético con los prejuicios.

Las masas aceptan los prejuicios por pereza, o porque se resisten a realizar el esfuerzo de informarse y de pensar. Véase en una pequeña muestra esos jóvenes y no tan jóvenes que llevan en sus camisetas la imagen de un asesino como “Ché” Guevara. Pero también las minorías caen en prejuicios acerca de materias que no son de su especialidad o que no han podido o no han querido meditar. Más que todos los prejuicios colectivos quizá sea el marxismo- leninismo el que ha resultado más traumático para la  Humanidad.

 

Ángel Maestro

Historiador - Polítólogo


 FICHA TÉCNICA  COMPRA ONLINE
Título: El fracaso de una utopía: de Stalin a Mao Áltera
Autor: Fernando Paz Cristóbal  
Editorial: Áltera  
Páginas: 365  
Precio 22 euros  
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