Viernes, 26 de abril de 2024

Religión en Libertad

LAS VUELTAS QUE DA LA HISTORIA

Los 33 mineros de Chile ya tienen una Virgen de los Treinta y Tres a quien rezar

En la superficie, una bandera y una advocación se convierten en esperanza para los hombres atrapados en la Mina San José de Atacama.

L.L./ReL

La Virgen de los Treinta y Tres, patrona de Uruguay.
La Virgen de los Treinta y Tres, patrona de Uruguay.
Este sábado visitaron la Mina San José, en el desierto de Atacama en Chile, cuatro supervivientes del célebre accidente aéreo de los Andes en 1972, que obligó a sobrevivir a dieciséis jóvenes de un equipo uruguayo de rugby durante 72 días en la montaña, sin abrigo y sin alimentos. Gustavo Zerbino, uno de ellos, dejó izada a la puerta de la mina la bandera de Uruguay en solidaridad con los mineros chilenos aislados setecientos metros bajo tierra.

«Cuando vuelvan van a ser hombres distintos, mucho más solidarios», afirmó para transmitir a sus familiares el lado bueno de una tragedia que mantiene al mundo entero en vilo.

Lo curioso es que tras la bandera albiceleste que dejaron los uruguayos hay una historia de otros treinta y tres, los treinta y tres que dan nombre a la advocación de la Virgen patrona del país del Plata.

En efecto, la imagen de la Virgen de los Treinta y Tres es oficialmente patrona de Uruguay desde 1962, tras ser proclamada así por Juan XXIII, pero venía siendo venerada desde que en 1825 el acta de independencia del país fuese depositada ante esa imagen para consagrar la nación a la Virgen en el arranque de su historia soberana.

El origen de la denominación está en que fueron treinta y tres los próceres «orientales» que desembarcaron en las playas de Agraciada para dar inicio al proceso. Cuando llegaron a la ciudad de Florida, donde estaba y aún se venera hoy la imagen, le encomendaron su misión. Y al firmarse el acta de independencia en la Asamblea Nacional allí celebrada, que presidió el sacerdote Juan Francisco Larrobla, volvieron al templo para poner bajo su protección a Uruguay.

El 25 de agosto de 1975, en el 150º aniversario de estos hechos, se declaró la imagen como monumento histórico. La talla, en cedro americano, procede de las misiones jesuísticas de Paraguay del siglo XVIII, mide 36 centímetros y luce una corona regalada por el general Manuel Oribe, segundo jefe de los Treinta y Tres, en agradecimiento a la Virgen por haberles salvado a su familia y a él de un naufragio.

Ahora son los 33 mineros quienes precisan de esa protección. Y si, como está previsto, en el mes de octubre el plan de rescate se ha completado, el 8 de noviembre, que es la fecha de su festividad, la Virgen de los Treinta y Tres se habrá ganado a pulso sumar, a la de Uruguay, la devoción chilena.
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